lunes, 30 de mayo de 2016

Comercio exterior español: las cifras se tuercen / Luis Alcaide *

Las cifras del comercio exterior español de marzo y las primer trimestre de 2016, no se merecen esta vez ninguna celebración y el gobierno en funciones ha actuado en consecuencia. Han pasado desapercibidas. Las exportaciones de marzo medidas en euros disminuyeron a una tasa interanual del 3,3%, en tanto que la evolución del primer trimestre respecto al mismo de 2015 apuntó un modestísimo incremento del 0,2%.

Las im­por­ta­ciones en marzo re­gis­traron una tasa in­ter­anual ne­ga­tiva del 3,6% en euros y del menos 0,7% en el tri­mes­tre; co­rri­giendo el valor de las im­por­ta­ciones por sus pre­cios las can­ti­dades cre­cieron en un 4,6% y rea­li­zando la misma ope­ra­ción con las ex­por­ta­ciones el in­cre­mento tri­mes­tral fue de un 2,5%.

Entran más mer­can­cías de las que sa­len, pero la evo­lu­ción de los pre­cios de unas y otras (petróleo y ma­te­rias pri­mas) per­mite que el saldo co­mer­cial sea más fa­vo­ra­ble. En efecto un dé­ficit de 4.943,5 mi­llones de euros en el primer tri­mes­tre, frente a 5.524 mi­llones en 2015. Ahora bien el saldo no ener­gé­tico, en el que no se in­cluye el pe­tró­leo, arrojó un dé­ficit de 987,4 mi­llones de euros en el primer tri­mestre de 2016 frente a un su­pe­rávit de 1.358,5 mi­llones en 2015.

El dé­ficit no ener­gé­tico tiene una única ex­pli­ca­ción: China. El dé­ficit con éste país re­pre­senta el 97,4% del dé­ficit co­mer­cial to­tal. España ha con­se­guido un su­pe­rávit co­mer­cial con la UE y la Eurozona pero por ra­zones equi­va­lentes a las del ver­te­dero de neu­má­ticos de Seseña, in­ca­pa­cidad ins­ti­tu­cio­nal, no con­se­guimos dejar de ser el fa­ro­lillo rojo de los países de la OCDE en la ca­rrera de in­ter­cam­bios con China.

Las ci­fras del co­mercio ex­te­rior del primer tri­mestre de 2016 son una seria ad­ver­ten­cia: las ex­por­ta­ciones no avanzan mien­tras que el ritmo de cre­ci­miento de las im­por­ta­ciones en vo­lumen las su­pera. Por ahora los pre­cios del pe­tróleo salvan la si­tua­ción. ¿Qué ocu­rrirá si los ata­ques del grupo Avenger en el Golfo del Níger se in­ten­si­fican y se man­tiene el es­tan­ca­miento en Venezuela y Libia y los sau­díes de­ci­diesen apro­ve­char la si­tua­ción y re­ducir el bombeo de sus po­zos?

La cuenta de los hi­dro­car­buros se en­ca­re­cería y con ella cre­cería el dé­ficit co­mer­cial, pre­ci­sa­mente cuando no con­se­guimos co­rregir el dé­ficit pre­su­pues­tario a la vez que re­cla­mamos con­des­cen­dencia a las au­to­ri­dades de Bruselas.

La UE acaba de li­berar 10,3 mil mi­llones de euros del plan de ayudas a Grecia acor­dado en agosto de 2015 por un valor de 86.000 mi­llones de eu­ros. Después de una pri­mera dis­po­si­ción de fon­dos, 20.000 mi­llones el pa­sado otoño, Grecia se en­con­traba en sus­pen­sión de pagos si no re­cibía nuevas apor­ta­cio­nes. Un primer tramo de 7,5 mil mi­llones será li­be­rado en junio y un se­gundo tramo de 2,8 mil mi­llones en otoño.

En con­tra­par­tida Grecia ace­le­rará la pri­va­ti­za­ción de ac­tivos pú­bli­cos, me­jo­rará el fun­cio­na­miento del sector ener­gé­tico y ban­cario y rea­li­zará una exi­gente re­forma del sis­tema de pen­sio­nes.

El Eurogrupo se ha com­pro­me­tido a su vez a ali­gerar el peso de una deuda pú­blica equi­va­lente al 180% del PIB; una can­tidad in­sos­te­nible como tam­bién la exi­gencia de una su­pe­rávit pri­ma­rio.

Desde hace tiempo el go­bierno alemán viene ven­diendo a su elec­to­rado que su con­tri­bu­ción al res­cate griego tiene el ca­rácter de un prés­tamo y no de una trans­fe­ren­cia, es decir nada de lo que Grecia ne­ce­sita. Ahora bien, si el peso de la deuda griega no se re­duce vol­ve­remos a una nueva crisis eu­ropea en la fron­tera con el mundo de los re­fu­giados y en vís­peras de el re­fe­réndum bri­tá­nico.

Alemania vende como prés­tamo a sus elec­tores el res­cate y si­mul­tá­nea­mente re­quiere la pre­sencia del FMI en la ope­ra­ción de sal­va­mento. Pero el FMI , por su parte, con­di­ciona su par­ti­ci­pa­ción a una au­tén­tica re­ne­go­cia­ción que haga viable la su­per­vi­vencia eco­nó­mica de Grecia, o sea, tipos de in­terés con­ce­sio­na­les, alar­ga­miento de los plazos y re­corte del prin­ci­pal.

Las au­to­ri­dades ale­manas y eu­ro­peas lo acep­tan, pero solo partir de 2018, pa­sadas sus res­pec­tivas elec­ciones le­gis­la­ti­vas, mien­tras Europa fun­ciona a su ma­nera, pero fun­ciona.


(*) Economista del Estado en España


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