TAPEI.- China está
intensificando su presión sobre la presidenta electa de Taiwán, Tsai
Ing-wen, para que acepte, en su discurso inaugural del 20 de mayo, que
la isla forma parte del país, y el turismo se ha convertido en una de
sus armas.
Desde la victoria electoral de Tsai, el 16 de enero de este año,
China no ha parado de enviar mensajes de advertencia, comenzando por el
establecimiento de lazos diplomáticos con Gambia, exaliado taiwanés,
algo que anunció un eventual reforzamiento del cerco diplomático a la
isla.
Luego se trasladó a Pekín a 72 sospechosos taiwaneses de fraude
telefónico a China desde Kenia y Malasia, desencadenado protestas en
Taiwán y temores de "secuestros extraterritoriales" como los ocurridos a
los libreros de Hong Kong críticos de Pekín.
Más tarde, Taiwán vio la mano china en el retraso de la invitación
para participar en la asamblea de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), que se celebra del 23 al 28 de este mes en Ginebra, y a la
mención en esa carta del "principio de una China", que convierte a la
isla en una parte de la República Popular.
El turismo se ha convertido en la más reciente forma de advertencia
china, con un descenso del 30 por ciento en la llegada de turistas y la
incertidumbre sobre su futuro, en un momento en que muchos empresarios
taiwaneses habían hecho fuertes inversiones en el sector.
El número de turistas chinos llegados a Taiwán pasó en siete años de
prácticamente cero a 4,2 millones en 2015 después de que el presidente
taiwanés, Ma Ying-jeou, aceptase el "Consenso de 1992", una fórmula
ambigua por la que Taipei y Pekín reconocían la existencia de una China,
pero la definían a su modo.
En enero, la Asociación de Agentes de Viaje de Taiwán anunció que sus
homólogos chinos le habían comunicado que habría una bajada del 30 por
ciento de turistas de marzo a junio, lo que despertó temores en el
sector.
Las predicciones se han cumplido y en mayo se ha registrado una baja
del 33 por ciento en la llegada de turistas chinos, según cifras de la
Oficina de Turismo isleña, con una caída del 20 al 30 por ciento en las
reservas de hoteles por parte de estos viajeros.
El número de autobuses alquilados para turistas chinos también ha
sufrido un fuerte declive, de "hasta casi la mitad", señaló el
presidente de la Asociación de Autobuses Turísticos de Taiwán, Alex Lu.
"Ante la subida del número de turistas el año pasado, compramos dos
nuevos autobuses y ahora no sabemos qué hacer con ellos", dijo el
empresario isleño Chang Wei-guo.
Las aerolíneas isleñas, muy beneficiadas por el alza en los vuelos
entre Taiwán y China, que pasaron de cero a más de 890 semanales desde
2008 a 2015, asimismo temen por sus negocios.
"Las cosas están mal, pero pueden ir a peor, con la caída del número
de pasajeros en los vuelos entre las dos partes y la desaparición de los
viajeros en escala hacia otros lugares", manifestó un ejecutivo de la
aerolínea China Airlines, que prefiere el anonimato.
El presidente taiwanés, Ma Ying-jeou, atribuyó la caída en el número
de turistas a "factores políticos", el 19 de abril, y expertos e
industriales miran con atención hacia el 20 de mayo para ver si China se
contenta con el discurso de Tsai.
El portavoz de la Oficina de Taiwán, en el Consejo de Estado Chino,
Ma Xiaoguang, dejó claro el miércoles pasado que habrá consecuencias
negativas, si la presidenta electa de la isla no acepta el "Consenso de
1992".
En Taiwán, no todos consideran negativa la baja de turistas chinos.
"Los turistas chinos son muchos pero no traen prácticamente ningún
beneficio porque dejan poco en la isla y el negocio lo hacen los
empresarios chinos y de Hong Kong", indicó Leung Man-to, organizador de
una protesta contra el turismo chino.
Los datos oficiales de la Oficina de Turismo de Taiwán hablan de
269,34 dólares de gasto diario de los turistas chinos, incluyendo
transporte, alojamiento, comida y compras, de los que 171,77 dólares se
dedicaron a adquirir productos.
El futuro de estos ingresos y de la llegada de turistas chinos a la
isla dependerá de los lazos políticos entre Taipei y Pekín, así como
también el del envío de estudiantes chinos a la isla y las importaciones
de productos agropecuarios taiwaneses en China.
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