ANTANANARIVO.- La vainilla tiene un gusto amargo
para los compradores. Su precio se ha triplicado en dos años y la
calidad ha bajado, afirman los expertos, que culpan de ello a una
cosecha decepcionante en Madagascar, la especulación y el blanqueo de
dinero.
Madagascar, una isla pobre del océano Índico situada
frente a Mozambique, suministra más del 80% de la producción mundial. En
2014, el kilo de vainilla de Madagascar costaba unos 60 dólares pero en
2015 pasó a 135 y actualmente vale 220 dólares.
La vainilla es
tan cara que en algunos supermercados de la capital, Antananarivo, las
vainas ya no se encuentran en los estantes de las especias, sino cerca
de las cajas, para disuadir a los ladrones.
"La cosecha malgache
de 2015 no ha sido excelente: alrededor de 1.200 toneladas, contra 1.800
el año anterior", explica Emmanuel Née, director del departamento de
ingredientes de Touton, un negociante francés que se dedica sobre todo a
la vainilla.
"Pero esto no justifica un aumento de los precios
como el de este año", añade. "Los operadores están especulando mucho" y
el mercado es irracional, denuncia Née.
"Hay grandes operadores
que disponen de reservas importantes y pujan", abunda Dominique
Rakotoson, al frente de una empresa familiar de recogida de vainilla en
Sambava (nordeste) y uno de los pocos del sector dispuesto a hacer
declaraciones.
Debido a la subida de los precios, "algunos
compradores en el extranjero han tenido que anular o reducir los
pedidos", se queja. La mitad de la vainilla local se exporta a Europa y
un tercio a Estados Unidos.
Algunos empresarios del sector agroalimentario se plantean recurrir a la vainilla sintética, más barata, afirma Emmanuel Née.
Además
la calidad de esta especia se ha deteriorado: los productores la
recogen cuando todavía no está madura para aprovechar la subida de los
precios y para prevenir robos en las plantaciones.
El
envasado al vacío, cuando aún está empapada de agua, "interrumpe el
proceso de secado, lo que deteriora la calidad", reconoce Landry Njaka,
secretario de la Plataforma Nacional de la Vainilla, un organismo
privado que reagrupa al sector.
El complejo proceso de preparación
de la vainilla - escaldado, deshidratación, secado al sol y a la
sombra- se hace apresuradamente. "Los preparadores se ven obligados a
repetirlo" antes de exportar las vainas, lo que contribuye a la subida
del precio, detalla Née.
Para luchar contra la producción de la
vainilla de mala calidad, el gobierno ha multiplicado las medidas, como
la prohibición del envasado al vacío.
En una muestra de firmeza,
el gobierno quemó en marzo 500 kilos de vainilla no madura, informó la
directora de comercio exterior, Sylvia Pages.
Las autoridades también anunciaron brigadas especiales encargadas de prevenir robos o la recogida temprana de vainilla.
Emmanuel Née duda sin embargo de la eficacia de estas medidas.
Existe
otro factor que explica que los precios se hayan disparado: el comercio
de la vainilla sirve para blanquear dinero del tráfico ilegal de palo
de rosa, una madera muy apreciada por los chinos para la fabricación de
muebles y de instrumentos musicales, afirman varias fuentes.
La
vainilla y el palo de rosa crecen en la misma región, el nordeste de
Madagascar. El dinero ilícito del tráfico de madera se "reinvierte" en
el comercio legal de vainilla, lo que alimenta la especulación con esta
especia. Los especuladores se hallan "en los bastiones del palo de
rosa", explica Dominique Rakotoson.
A medio plazo, Madagascar
podría convertirse en víctima del aumento de los precios. Debido a su
rentabilidad actual, varios países como Vietnam, India e Indonesia se
interesan de nuevo por la producción de vainilla.
Hay que contar
unos cinco años para la primera cosecha, pero la competencia asestaría
un golpe a Madagascar, donde 200.000 personas trabajan directamente en
el sector, que generó 192 millones de dólares en exportaciones en 2015.
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