BRUSELAS.- Los ministros de Finanzas de la
eurozona volverán a debatir sobre Grecia mañana lunes en Bruselas para
intentar encontrar un difícil acuerdo sobre las reformas y la ayuda
financiera al país, y así evitar una nueva crisis.
Esta reunión
extraordinaria tendrá lugar cuando las reformas exigidas a cambio de la
ayuda financiera acordada en el verano de 2015 todavía no han recibido
el visto bueno de los acreedores (Unión Europea y Fondo Monetario
Internacional) tras diez meses de negociaciones, lo que bloquea la
entrega de más ayudas.
Grecia ha "alcanzado prácticamente" los
objetivos de las reformas exigidas por sus acreedores, estimó el
presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en una
entrevista publicada el domingo en varios diarios alemanes.
Los 19
ministros de Finanzas del Eurogrupo también debatirán, presionados por
el FMI, cómo aligerar la abismal deuda griega (de alrededor del 180% del
PIB). La institución monetaria internacional hace de esto una condición
para participar en el programa de ayudas.
Juncker, que confirmó
que el Eurogrupo abordará el tema de la deuda, recordó que una reducción
pura y simple de ésta no está en el orden del día.
Grecia, cuyo
Parlamento debe aprobar el domingo tras 48 horas de huelga general dos
medidas clave de este tercer plan de ayuda de 86.000 millones de euros
-reforma de las pensiones y de los impuestos- necesita una acuerdo de la
eurozona para acceder a nuevos fondos.
El país ha recibido hasta
el momento 21.400 millones de euros y debe pagar 2.300 millones de euros
al Banco Central Europeo (BCE) el 20 de julio. El sábado, el ministro griego de Finanzas, Euclides
Tsakalotos, advirtió a sus homólogos europeos de "una nueva crisis
griega", en una carta.
En
el escrito, Tsakalotos exhorta al Eurogrupo a dar su aprobación para
las reformas propuestas, "lo que ayudaría al país [a recobrar] la
confianza de los inversores y la recuperación" e indicaría que "Grecia
ha pasado página y que el país ya no está en riesgo, ¡por fin!".
Sin
embargo, las divergencias siguen siendo profundas, agravadas por las
diferencias de opinión entre la UE y el FMI sobre cómo hacer que Grecia
consiga alcanzar el objetivo de superávit primario (antes del pago de
los intereses de la deuda) limitado al 3,5% del PIB en 2018.
El FMI considera que este objetivo es demasiado ambicioso, salvo si se votan desde ahora medidas de austeridad suplementarias.
Atenas
promete que cumplirá con el compromiso y prefiere garantizar que, si no
lo consigue, se aplicarán automáticamente nuevos recortes en el gasto
público.
"No es muy creíble", ni tampoco "deseable" pues esto
pondría en peligro todavía más un servicio público ya debilitado,
consideró la directora del FMI, Christine Lagarde, en una carta dirigida
al Eurogrupo. Por su parte, Grecia parece dar por
sentado el apoyo de las instituciones europeas a su "mecanismo
automático permanente de corrección de las finanzas públicas".
"No
veo por qué un mecanismo así, asociado a un paquete de reformas [ya
comprometidas], no sería más que suficiente" para abrir la vía al
desbloqueo de más ayudas, reivindicó Tsakalotos en su misiva.
Con
el apoyo de su homólogo francés Michel Sapin, el ministro griego
rechazó en bloque las peticiones del FMI el pasado abril, que instaba al
Parlamento griego a aplicar nuevas medidas de ahorro de 3.000 millones
de euros suplementarios.
El FMI, en cambio, presionó en la
dirección del gobierno de izquierda de Alexis Tsipras, consiguiendo de
los acreedores el inicio del debate sobre el aligeramiento de la deuda,
reclamado por Atenas.
La semana pasada, el comisario europeo de
Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, aseguró que no veía "ninguna
razón" para temer "un escenario de crisis" comparable al de 2015, cuando
Grecia rozó la salida de la zona euro. "Este año no tendremos una gran
crisis griega", apuntó el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang
Schäuble.
Según el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk,
el 3 de mayo, los dirigentes de la UE desean cerrar un acuerdo sobre
Grecia "muy rápidamente".
Con el miedo a una posible salida del
Reino Unido de la UE (un 'Brexit') como telón de fondo, los mandatarios
quieren zanjar la negociación griega antes de la votación sobre la
permanencia de los británicos en la Unión, el 23 de junio.
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