PARÍS.- La reforma laboral
promovida por el Gobierno del presidente francés, François Hollande,
inició hoy su tramitación parlamentaria después de haber sufrido varios
cambios que por ahora no le garantizan los apoyos necesarios para salir
adelante en las votaciones.
La ministra de Trabajo, Myriam El Khomri, que da nombre a este
proyecto de ley, fue la encargada de defender ante la Asamblea Nacional
el polémico texto, que desde hace más de tres meses ha dado lugar a
acciones de protesta, que sin ser multitudinarias, ha dividido a la
izquierda y provocado en algunos casos enfrentamientos de manifestantes
con las fuerzas del orden.
En un mensaje a aquellos que en el propio Partido Socialista critican
su proyecto, El Khomri hizo hincapié en que "nadie nos ha impuesto" el
controvertido texto, sino que es resultado de la voluntad de Hollande y
de su "análisis sin concesiones" del mundo del trabajo y de su
legislación.
Frente a quienes denuncian que el texto facilitará los despidos y
favorecerá la precariedad, la ministra explicó que "la economía de
servicios lo arrastra todo, la digitalización del trabajo se generaliza,
la uberización de las profesiones y los trabajadores desplazados se
extienden, todo eso en un mundo abierto y competitivo".
"A la luz de esta realidad -añadió- nuestro derecho laboral ya no cumple suficientemente su papel".
Una de esas realidades a las que hizo alusión es "la
híperflexibilidad", ya que un 90 % de los contratos que se firman en
Francia son temporales, y la mitad para menos de una semana.
Entre las disposiciones más polémicas, aparte de la clarificación de
los motivos que pueden aducir las empresas para proceder a despidos
económicos -y que dependen del tamaño de las compañías-, una de las
principales es el mayor espacio para establecer acuerdos en las
empresas, que pueden sustituir a los convenios colectivos fijados a
escala nacional.
Esa es una de las principales razones para que dos de los mayores
sindicatos, la Confederación General del Trabajo (CGT) y Fuerza Obrera
(FO), sigan exigiendo la retirada del texto.
Hoy ambos participaron en un acto de protesta en la explanada de los
Inválidos, a unos cientos de metros de la Asamblea Nacional.
El secretario general de la CGT, Philippe Martínez, se quejó de que
el Gobierno de Hollande haya "intentado manipular" a los sindicatos y a
las organizaciones estudiantiles.
El Khomri, por su parte, afirmó que con su ley se dará a los
sindicatos "un espacio y un papel que no han tenido nunca en nuestra
república social" y se mostró convencida de que "protegerá mejor a los
trabajadores. Dará nuevas oportunidades a los que más lo necesitan".
A ese respecto, recordó que se creará "un derecho universal a la
formación", se generalizará la ayuda a los jóvenes y se pondrá en marcha
la llamada Cuenta Personal de Actividad, que permitirá a una persona
acumular sus derechos a lo largo de su vida profesional al margen de su
situación en cada momento.
Con estos argumentos, el proyecto de ley se discutirá durante dos
semanas antes de ser sometido a un primer voto en la Cámara de
Diputados, donde se han presentado cerca de 5.000 enmiendas.
Casi la mitad de ellas viene del Frente de Izquierdas, pero también
de la derecha y de decenas de parlamentarios rebeldes del Partido
Socialista, lo que da una idea de la oposición a la que se enfrenta.
La derecha se había mostrado en parte favorable al proyecto de ley
cuando se conocieron los primeros elementos hace tres meses, pero ha ido
tomando distancias conforme el Ejecutivo hizo concesiones para
conseguir el apoyo de los sindicatos reformistas, y en particular de la
Confederación Francesa de Trabajadores (CFDT).
Ahora, ninguno de sus diputados está dispuesto a votar un texto que
también ha pasado a rechazar la patronal Medef, porque considera que no
tiene nada qué ver con la versión inicial que sí apoyó.
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