ANKARA.- Ministros y altos
responsables de Agricultura de medio centenar de países de Europa y Asia
Central se reúnen a partir de mañana en la ciudad de Antalya, en el sur
de Turquía, para abordar las prioridades alimenticias de la región.
Las formas de potenciar el medio rural y su adaptación a los 17
Objetivos de Desarrollo Sostenible, acordados el año pasado por la
comunidad internacional para 2030, centrarán la trigésima Conferencia
para Europa de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y
la Agricultura (FAO).
Durante tres días, los responsables debatirán las formas de adaptar
las políticas agrícolas para lograr esos objetivos y definirán las
prioridades del trabajo de la FAO a nivel regional.
Con motivo de la conferencia, el director general de esa agencia de
la ONU, José Graziano da Silva, destacó en un comunicado que una de las
preocupaciones que afrontan los 53 países de esa vasta y variada región
es la malnutrición.
Puso de ejemplo que la mayoría de esos Estados tienen "alarmantes"
tasas de obesidad, con más del 20 % entre adultos, lo que supone un alto
coste sanitario, social y económico.
Entre los factores, mencionó el cambio de las dietas y el estilo de
vida que han supuesto el aumento de los ingresos en muchos países pobres
y en desarrollo, y la fácil disponibilidad de productos altamente
procesados.
"Para Europa y Asia Central el reto está en pasar lo más pronto
posible de hábitos alimentarios no saludables a otros diversos,
nutritivos, seguros y sostenibles", aseguró.
Para conseguirlo, los países de Europa y Asia Central deberán
reformar los sistemas alimentarios, reducir los desperdicios y pérdidas
de alimentos, promover cultivos alternativos como las legumbres,
desarrollar la agricultura familiar y conectar a los agricultores con
los mercados, según la FAO.
También deberán aumentar el bienestar de la población rural, y
mejorar su acceso a la tierra y otros servicios que garanticen su
desarrollo sostenible, al tiempo que tendrán que hacer frente a la
degradación del suelo y a los problemas medioambientales, incluidos los
efectos por el cambio climático.
Esta región ha logrado reducir el porcentaje de población con
inseguridad alimentaria a menos del 5 %, mientras que el número estimado
de hambrientos ha caído un 40 % desde 1990, hasta 5,9 millones de
personas entre 2014 y 2016.
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