jueves, 30 de junio de 2016

La economía japonesa, víctima colateral del Brexit

TOKIO.- La agitación de los mercados tras la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea (UE) está provocando la apreciación del yen, una muy mala noticia para la tercera economía mundial y para la estrategia económica del Gobierno de Shinzo Abe.

"La fiesta de los 'abenomics' ha terminado", sentenció el líder de la oposición, Katsuya Okada.
Y es que la apreciación del yen va en contra de la 'abenomics', la estrategia económica de Abe, basada en una política monetaria que mantenga el yen débil, estimule así los beneficios de las empresas que exportan, aumente las inversiones, los salarios y el consumo y ponga fin a la deflación que vive Japón desde hace años.
Pero en pocas horas el Brexit ha tenido un efecto devastador. El dólar, que antes de la llegada de Abe se cotizaba a 81 yenes y en 2015 valía 125, pasó el viernes pasado, tras el anuncio del resultado del referéndum, por debajo de los 100 yenes.
Según Tobias Harris, de Teneo Intelligence, el Brexit supone un golpe más a la 'abenomics'. "Desde principios de año. el Gobierno ya ha tenido que lidiar con la apreciación del yen que amenaza con destruir los logros del 'abenomics", asegura el analista.
Antes del choque del Brexit. el yen, tradicionalmente un valor refugio, ya se había apreciado frente al dólar como consecuencia del freno en el crecimiento mundial y de las dificultades de las economías emergentes.
Ahora, el Brexit podría poner al Gobierno contra las cuerdas.
En los últimos días, tanto Shinzo Abe, como su ministro de Finanzas, Taro Aso, o el gobernador del banco central, Haruhiko Kuroda, han asegurado que están muy atentos a los movimientos de divisas.
El viernes, las autoridades ya dijeron que tomarían "todas las medidas necesarias" para frenar la apreciación del yen, muy perjudicial para las exportaciones.
Pocos días antes, el ministro de Finanzas aseguró que no intervendría de manera precipitada en el mercado de divisas, como sí hizo en noviembre de 2011, pocos meses después del terremoto y el tsunami de marzo de ese año.
Pero una intervención similar parece ahora "poco probable", según Takashi Miwa, el jefe economista de Nomura Securities.
El secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, ha repetido en varias ocasiones, la última durante el G7 de ministros de Finanzas celebrado en mayo en Japón, su hostilidad hacia una intervención de este tipo.
"Japón intentará probablemente tener el acuerdo tácito de Estados Unidos antes de actuar de manera unilateral", indica Harris, de Teneo Intelligence.
Kohei Iwahara, analista de Natixis, augura por su parte una intervención coordinada en los mercados de los países del G-7 si dura la inestabilidad porque "el Brexit es un riesgo mundial, no relacionado con Japón".
Por el momento, el Banco de Inglaterra (BoE) no parece favorable a esta opción, según Yasunari Ueno, de Mizuho Securities. "Las autoridades japonesas se enfrentarían a serios obstáculos para justificar una intervención", indica.
Otros analistas aseguran que el banco central japonés (BoJ) podría convocar una reunión de urgencia antes de la que está prevista a finales de julio, sobre todo si la encuesta de confianza empresarial Tankan que se publicará el viernes da indicios de pesimismo en el mundo de las finanzas.
Sin embargo, no hay acuerdo sobre qué nuevas medidas podría tomar el BoJ aparte de aumentar todavía más su programa de compra de activos que ha tenido como consecuencia indirecta la depreciación del yen.
Según Iwahara, el analista de Natixis, no le quedan muchas opciones "porque ya posee más del 30% de las obligaciones del Estado japonés".
A principios de junio, cuando anunció el aplazamiento del aumento del impuesto al consumo, Shinzo Abe prometió para finales de año un plan de apoyo a la economía que podría alcanzar unos 20 billones de yenes (unos 175.000 millones de euros). Y ahora podría activarlo como consecuencia del Brexit.
"El Brexit podría servir de cómoda cabeza de turco para explicar las dificultades económicas, pero también ofrece a Abe una oportunidad para defender la necesidad de estabilidad política", según Tobias Harris.

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