jueves, 23 de junio de 2016

Los manifestantes contra la reforma laboral francesa reivindican su derecho a la protesta

PARÍS.- Entre fuertes medidas de seguridad, decenas de miles de franceses participaron este jueves en una nueva jornada de protestas contra una controvertida reforma laboral, que se saldó con la detención de un centenar de personas. 

Unas 200.000 personas, según los sindicatos, y 70.000, según la policía, marcharon por las calles de Francia para exigir la retirada de un texto, que suscita desde hace más de tres meses una fuerte contestación.
En París, la marcha tuvo lugar en "condiciones óptimas", sin incidentes, se felicitó el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, quien destacó que en esta ocasión no hubo "granadas lacrimógenas" ni "heridos".
La marcha del 14 de junio en París se saldó con imágenes de guerrilla urbana, decenas de heridos y varios arrestos, en un contexto de gran movilización policial por la amenaza yihadista y la Eurocopa de fútbol, que Francia acoge hasta el 10 de julio.
Para evitar otros incidentes, el gobierno pidió a los sindicatos la organización de una concentración y después prohibió cualquier protesta, pero finalmente autorizó una manifestación con estrictas condiciones.
La manifestación tuvo lugar así en un recorrido de 1,6 kilómetros cerca de la plaza de la Bastilla, donde las autoridades desplegaron 2.000 policías, que filtraron los accesos y registraron a los participantes a la entrada.
Justo antes de la manifestación en la capital, los agentes detuvieron a un centenar de manifestantes, por portar objetos que podían utilizarse como proyectiles.
"La manifestación oficialmente prohibida fue oficialmente autorizada a dar vueltas de manera estática. Valls es obtuso y confuso", escribió con ironía en Twitter Jean-Luc Mélenchon, el líder de la izquierda radical, en referencia al primer ministro Manuel Valls.
El intento del gobierno de prohibir la marcha flotaba en el ambiente.
Las manifestaciones tuvieron lugar en varias ciudades francesas, como en Rennes, donde se registraron algunos escaparates rotos.
Los sindicatos, con la CGT y FO al frente, concentraron sus críticas sobre Valls, al que acusan de atizar la situación con su intransigencia, y anunciaron ya una nueva jornada de protestas el 28 de junio.
"Cada vez que intentamos apaciguar las cosas, el primer ministro echa más leña al fuego", le reprochó Philippe Martinez, líder de la CGT.
El gobierno socialista, muy impopular, asegura que su reforma laboral servirá para luchar contra el desempleo facilitando la contratación. Pero sus detractores dicen que el texto, actualmente debatido en el parlamento, supondrá más precariedad, en especial para los jóvenes.
Desde que en marzo el gobierno puso en marcha su proyecto de reforma laboral, la movilización de los sindicatos ha sido importante a pesar de una participación desigual en las manifestaciones.
El 31 de marzo se celebró una de las jornadas de protesta más multitudinarias, con cerca de 390.000 personas en 250 ciudades del país, según el cálculo de las autoridades.
En paralelo, hubo huelgas en el sector de los transportes, de la energía o de la recogida de basuras que han afectado a muchos franceses y dieron mala imagen a Francia en las semanas previas a la Eurocopa.

Estricto control

La décima manifestación contra la reforma laboral francesa se celebró en orden y calma en la Plaza de la Bastilla de París, donde decenas de miles de personas clamaron contra la ley y reivindicaron su derecho a protestar en la calle.
Horas antes de la concentración, que comenzó a las 12.00 GMT, las fuerzas policiales cerraron todas las calles aledañas a esa emblemática plaza y al Puerto del Arsenal para asegurarse de que los manifestantes no introdujeran armas, proyectiles, cascos, bufandas ni pañoletas con las que pudieran cubrirse el rostro.
Para ello, se dispusieron unos 2.200 agentes de las fuerzas del orden, distribuidos en varias barreras policiales que debían atravesar los manifestantes para acceder al lugar.
En cada una, policías y gendarmes requisaban las bolsas que portaban los manifestantes y allí detuvieron hasta a 95 personas que llevaban objetos que podían provocar confrontaciones o altercados violentos.
El ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, se felicitó en declaraciones a la prensa por el transcurso "óptimo" de la protesta, gracias al "compromiso entre el derecho a manifestarse y el de garantizar la seguridad".
Quienes pasaban los controles policiales aseguraron estar decididos a luchar pacíficamente hasta el final con tal de evitar que esta ley sea aprobada.
"Es esencial no sólo que las empresas puedan contratar más y que haya más formación para los que están alejados del empleo, sino también que haya más contratos indefinidos y más en materia de inserción", subrayó Hollande en un breve discurso durante la inauguración de un centro social en París.
En esta ocasión, los participantes no se manifestaron solamente contra la ley del trabajo, sino que además reivindicaron su derecho a la protesta, después de que el Gobierno anunciase que no permitiría nuevas manifestaciones, por los disturbios del pasado día 14, si bien en última instancia rectificó y autorizó la marcha de hoy.
En ese sentido, Oklay Tougce, miembro del colectivo Taksim París, explicó que no solo buscan "que el Gobierno cambie de opinión respecto a la aprobación de la ley", sino que además, pretenden que "termine el estado de emergencia, porque su objetivo no es proteger a la gente sino atacar a los activistas".
Las cifras de participación en la manifestación varían, pues según el ministro del Interior fueron 20.000 los asistentes; en cambio, los sindicatos aseguran que fueron más de 60.000 personas.
Aunque la concentración en la plaza de la Bastilla se desarrolló en completa calma, los manifestantes que tenían intenciones violentas y que no lograron ingresar allí, se dispersaron por París e intentaron provocar altercados en otros puntos de la ciudad.
Uno de ellos fue en los alrededores de la Bolsa, donde unas decenas de manifestantes gritaron consignas contra la reforma laboral y a su paso tiraron al suelo contenedores de basura para impedir que los furgones de la policía pudieran seguirlos.
Poco después, numerosos agentes antidisturbios acudieron al lugar para dispersar a los alborotadores. Sin embargo, no se llevaron a cabo arrestos entre estos grupos aislados, según confirmaron luego fuentes de la Prefectura.

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