BRUSELAS.- Los socios europeos de Reino
Unido están acelerando las advertencias de que si vota la próxima semana
a favor de abandonar la UE, los bancos y firmas financieras con sede en
Londres podrían perder sus preciados "pasaportes" para ofrecer
servicios en el bloque europeo.
La City de Londres rivaliza con Nueva York como el
mayor centro financiero del mundo en parte gracias al derecho automático
que tiene para vender servicios a lo largo del bloque de 28 países a
bajo coste y con unas normas comunes bajo un sistema conocido como
pasaporte, dijeron responsables europeos y del sector.
Preguntado por Reuters sobre lo que ocurriría en caso
de que se apruebe un Brexit tras el referéndum del 23 de junio, el
ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, dijo: "No habrá pasaporte, o
tendrá que ser negociado con muchas concesiones recíprocas".
Sapin dijo en alto lo que muchos otros responsables de
la UE y diplomáticos dicen en privado. El acceso sin restricciones al
los servicios financieros se percibe ampliamente como la "joya de la
corona" de los beneficios británicos por su permanencia en la UE, y los
socios de Londres pagarían un alto precio por mantenerlo.
Alemania, Francia, Luxemburgo e Irlanda competirían por
atraer negocios desde Londres en sectores como la banca de inversión,
compensación, pagos o gestión de fondos.
La pertenencia británica a la UE da al Reino Unido
acceso a lo que efectivamente es una "zona financiera Schengen" - una
normativa común que permite a los bancos, entre ellos muchas
instituciones estadounidenses y no europeas, operar libremente a lo
largo de las fronteras del bloque.
Al igual que la zona Schengen de 26 países -a la que
Reino Unido nunca se unió-, que permite la libre circulación de
ciudadanos entre sus fronteras, el mercado único permite a las entidades
financieras, gestores de fondos y firmas de inversión operar en la UE
sin normativas ni controles nacionales diferentes.
Reino Unido es el mayor beneficiario porque los bancos
con sede en el país y las firmas de inversión juegan un papel clave en
los mercados financieros europeos para los derivados, las divisas, los
préstamos bancarios internacionales, la gestión de activos y los
seguros.
El sistema de pasaporte permite a los bancos británicos
abrir sedes en países de la UE simplemente avisando a las autoridades
de supervisión británicas.
Los servicios financieros suponen el 8 por ciento de la
renta nacional británica, según el Banco de Inglaterra. El sector
aglutina casi una cuarta parte de los servicios financieros de toda la
UE y el 40 por ciento de las exportaciones de servicios financieros de
la UE. Ochenta de los 358 bancos que operan en Reino Unido tienen su
sede en otro lugar dentro de Europa.
"Una preocupación clave para muchos bancos británicos y
firmas de inversión es que la salida de la UE implique que ya no se
beneficien del pasaporte y estén sujetos a las mismas restricciones que
las empresas de fuera de la UE", dijo el lobby bancario AFME en un
informe que cuestionaba el futuro de Londres como un centro para los
servicios financieros del continente.
El impacto sería igual de duro para otros bancos
americanos, japoneses y de fuera de la UE que tengan su sede europea en
Londres. Muchos ya estudian abandonar partes de sus negocios en Europa o
trasladarlos a dentro de la zona euro, en caso de que se produzca el
Brexit.
Los bancos todavía podrían crear filiales en lugar de
sucursales, en los países europeos en los que deseen operar, pero un
responsable del sector bancario dijo que "esto implica mayores
compromisos y costes". Las filiales tienen que tener su propia
capitalización separada y están sujetas la regulación nacional y a
posibles restricciones nacionales sobre liquidez.
El tratado de la UE concede dos años para negociar el
divorcio una vez un país ha decidido abandonar la unión. Ese periodo
sólo se alargaría por acuerdo unánime. El inicio de la cuenta atrás
depende de cuándo notifique el Gobierno británico formalmente su
intención de marcharse a los socios de la UE.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude
Juncker, ha dicho que Reino Unido tendrá que negociar los términos de su
salida primero y ser un "tercer país" antes de alcanzar un acuerdo
sobre una nueva relación con la UE.
El país mantendría su ventaja financiera si entra en el
Área Económica Europea, de la que forman parte Islandia, Noruega y
Liechtenstein, pero eso supondría aplicar todas las normas de la UE
automáticamente sin poder influir en la legislación. También implicaría
pagar a la UE por el acceso al mercado e implantar la libre circulación
de capital, bienes, servicios y personas.
Como alternativa, la nación puede intentar negociar
acuerdos con la UE, como ha hecho Suiza. Pero esto llevaría más de dos
años incluso si las dos partes están por completo de acuerdo, dijo el
comisario europeo de servicios Jonathan Hill el martes en el Parlamento
Europeo.
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