LUXEMBURGO.- Los diez países de la UE que
negocian la creación de un impuesto a las transacciones financieras, al
que se opone Gran Bretaña, se dieron una vez más un nuevo plazo para
finalizar la elaboración de este gravamen destinado a desalentar la
especulación financiera.
El proyecto de un impuesto a las
transacciones financieras, una 'tasa Tobin del siglo XXI', fue
inicialmente propuesto por la Comisión Europea en 2011 para paliar las
fallas de los mercados financieros, que hundieron al mundo en una crisis
en 2008.
Como el proyecto no prosperaba entre los miembros de la
Unión Europea, hace más de tres años una decena de países decidió
avanzar en la elaboración de este gravamen al margen del bloque.
Debía
entrar en vigor el 1 de enero de este año, pero en diciembre aplazaron
su conclusión para junio. Este jueves, los ministros de Finanzas de los
10 países que participan en el proyecto volvieron a darse un nuevo
plazo: septiembre.
"Hay dos temas técnicos que aún necesitan
trabajo", dijo el ministro de Finanzas austríaco, Hans-Joerg Schellin,
que pilotea las negociaciones, al llegar a una reunión de ministros en
Luxemburgo.
"Quedó claro para todos que si no hay una solución en septiembre probablemente no hallemos una", agregó.
Alemania, Austria, Bélgica, Eslovaquia, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Italia y Portugal participan en los trabajos.
"Hay
algunos países que plantean dudas al respecto", dijo a la prensa el
ministro de Finanzas español, Luis De Guindos, que participó en la
reunión.
Guindos precisó que algunos países dieron su apoyo a un
nuevo documento que circuló en el cónclave y que otros consideraron que
hacía falta nuevas consultas, considerando que la reunión no fue lo
suficientemente "concluyente".
"Queremos un impuesto a las
transacciones financieras y batallaré para que este impuesto nazca",
afirmó el ministro francés, Michel Sapin.
Para Francia, el
impuesto debe alcanzar a la mayor cantidad de productos posibles con una
tasa reducida para no distorsionar algunos mercados.
Este
impuesto, destinado a desalentar las especulaciones financieras
excesivas, tiene el fuerte respaldo de Alemania y Francia, las
principales potencias económicas del bloque.
Pero las discusiones sobre el alcance del impuesto y los productos financieros que se gravarán siguen irresueltas.
Gran
Bretaña, que alberga una de las principales plazas financieras a nivel
mundial, se opone rotundamente a este impuesto y ya amenazó con llevar
el caso a los tribunales europeos si, en su configuración final, la tasa
tiene un impacto en los países que no participan de la iniciativa.
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