ROMA.- Un acuerdo internacional,
considerado como el "primer tratado mundial vinculante contra la pesca
ilegal", entró en vigor este domingo en una treintena de países tras ser
adoptado en 2009, anunció la FAO.
Este acuerdo, que pretende
"prevenir, dificultar y eliminar la pesca ilícita, no declarada y no
reglamentada", tiene a partir de ahora valor legal en países como
Islandia, Noruega, Australia, Cuba, Sudáfrica, Somalia y Tailandia.
Sin embargo, en el acuerdo faltan dos importantes naciones del mercado mundial de la pesca, como son China y Japón.
"Es
un gran día en el contexto de estos esfuerzos que buscan garantizar una
pesca duradera capaz de alimentar al mundo", se alegró el brasileño
José Graziano da Silva, director general de la Organización de Naciones
Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuya sede está en
Roma.
El responsable invitó a los gobiernos ausentes en el acuerdo
a firmar para "poner fin a la pesca ilegal y asegurar la supervivencia
de nuestros recursos marinos".
Según la FAO, las partes
signatarias deberán ahora poner en marcha ciertas medidas en sus
puertos, con el objetivo de "detectar la pesca ilegal, impedir descargar
y vender pescado obtenido ilegalmente y asegurar el intercambio de
información sobre los buques irresponsables a escala mundial"
Los
navíos de pesca extranjera que deseen entrar en un puerto deberán pedir
una autorización por adelantado y presentar informaciones detalladas
sobre su identidad, sus actividades y sobre el pescado que llevan a
bordo.
Los buques sospechosos tendrán categóricamente negada la
entrada en un puerto, así como la descarga de pescado, el abastecimiento
de carburante o incluso el reabastecimiento.
Los barcos
autorizados a entrar en los puertos, podrán, por su parte, ser
inspeccionados de acuerdo a una serie de normas comunes.
"La
navegación sin la debida autorización, la pesca de especies protegidas,
la utilización de equipamientos prohibidos o el incumplimiento de las
cuotas de pesca, se encuentran entre las actividades ilegales más
frecuentes", explicó la FAO.
Estas prácticas ponen en peligro los
esfuerzos que buscan una gestión responsable de la pesca marina,
perjudican su productividad y, en algunos casos, contribuyen de forma
significativa a su desaparición.
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