BURDEOS.- Calificada de "excepcional", la
añada 2015 disparó hasta un 60% los precios de las más prestigiosas
bodegas de Burdeos, volviendo a los niveles récord de 2009 y 2010.
Sin
embargo, este espectacular aumento afecta únicamente a los vinos de más
renombre, porque el resto de los grandes vinos de esta región del
sudoeste de Francia registró alzas de entre el 5 y el 35%.
Después
de cuatro cosechas, de 2011 a 2014, sutilmente calificadas de "buenas" y
con precios por debajo de su calidad intrínseca, la cosecha de 2015,
bendecida por la naturaleza y ensalzada por la crítica, permitió a este
vino retornar a unos precios a la altura de su prestigio.
Así,
los primeros Grand Crus (según la clasificación de los vinos de Burdeos
de 1855) aumentaron en promedio su precio del 56% en relación a 2014, en
torno a 600 euros (680 dólares) la botella al detalle. Pero esto no
significa que todos los vinos de la región sean prohibitivos.
"Son
marcas de lujo pedidas por el mundo entero y las mayores fortunas",
alegó un corredor de vinos local especializado en grandes caldos. "No se
debe concluir que todos los vinos de Burdeos son desmesuradamente
caros", agregó antes de precisar que 2015 "merecía un reajuste en
relación con 2014".
De esta manera, los segundos Grands Crus de la
denominación Médoc aumentaron solo un 30% en promedio, mientras que los
terceros, cuartos y quintos Grands Crus lo hicieron un 20%.
El
mismo esquema se reprodujo en la denominación Saint-Emilion. Los Grands
Crus de clase A subieron un 40%, los de clase B un 36% y los Grands Crus
classés un 21%. En cuanto a los Graves, el incremento fue del 36% para
los tintos y del 8% para los blancos.
La única denominación que,
en su conjunto, se benefició del "efecto añada" y de las notas
entusiastas de los catadores es la de Pomerol, cuyos precios progresaron
entre un 40% y un 50%.
La cosecha
de 2015 señala un regreso de la plaza bordelesa a los negocios. Además
de la añada excepcional, el presidente de la empresa U'wine, Thomas
Hébrard, estimó que las buenas cifras de exportación de vinos y licores,
que provocaron que las reservas "se vaciaran", y "la coyuntura
favorable con un euro bajo", llevaron "a comprar la cosecha de 2015".
Otra particularidad de esta campaña de vinos 'en primeur' es
que se llevó a cabo sin el influyente experto estadounidense Robert
Parker, quien se retiró.
Durante su "reinado", de casi 20 años en
Burdeos, la nota dada por Parker determinaba el precio de la botella.
"El efecto nota se atenuó sin Parker", aseguró un comerciante de
Burdeos, comprador de grandes cosechas.
Si bien las bodegas
desean hacer fructificar de esta histórica añada de 2015 y su larga
conservación esperada, los negociantes también esperan aprovecharla ya
que, comentan, "fue el comercio el que vivió cuatro años difíciles, no
las bodegas".
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