BRUSELAS.- El primer ministro británico, David Cameron, se ha quedado solo en la
UE. Cameron se enfrenta en su propio país a una crisis sin precedentes
después de que los británicos aprobaran en referéndum abandonar el club.
El debate se centra ahora en cómo formalizar el divorcio ya que la
salida de la UE solo será efectiva cuando se haya activado el artículo
50 del Tratado de Lisboa y, para eso, tiene que haber una solicitud
formal del Gobierno de Cameron, que está haciendo todo lo posible por
retrasar el trámite.
Tanto Cameron como otros líderes “tories” han mostrado su intención
de no precipitarse, dado que, una vez que ejecuten esta petición, el
procedimiento descrito en el artículo 50 del Tratado de la UE establece
un plazo de dos años para la salida. “Aunque dejemos la Unión Europea no
debemos dar la espalda a la UE porque estos países son nuestros
vecinos, amigos, aliados y socios”, ha asegurado Cameron a su llegada a
la cumbre, en un intento de rebajar la tensión por la gravedad del
resultado de la consulta, de la que solo él es responsable. Al mismo
tiempo, el presidente del BCE, Mario Draghi, desmentía que la crisis
pueda tomarse a la ligera al cifrar en medio punto del PIB el coste del
brexit para la Eurozona.
Frente a la postura del primer ministro británico, la canciller
alemana, Angela Merkel, ha afirmado que no ve “ninguna manera de
revertir” el brexit, y ha señalado que no es el momento de hacerse
ilusiones, sino de asumir la realidad. “No veo ninguna manera de
revertir esto. Todos, también de cara a las relaciones futuras (con el
Reino Unido) haríamos bien en tener en cuenta la realidad. No es el
momento de las ilusiones, sino de contemplar la realidad”, ha dicho
Merkel en la rueda de prensa posterior a la cumbre europea en la que se
ha abordado el brexit.
El presidente de Francia, François Hollande, ha admitido que “no hay
que castigar al Reino Unido”, pero subrayando que el país ha “asumido un
riesgo” y “durante un tiempo, va a sufrir las consecuencias”. “No hay
que castigar al Reino Unido, y menos cuando la decisión se ha tomado
soberanamente, pero han asumido un riesgo y el pueblo británico debe
saber que durante un tiempo va a sufrir las consecuencias”, ha afirmado y
ha remarcado la necesidad de evitar que Europa “se vea afectada”. Por
ello ha pedido “unidad”, “claridad” e “ir rápido” en el proceso de
negociación para responder “a las prioridades de los europeos”.
El propio Cameron ha hecho unas declaraciones en las que reconoce que
no se puede tener todo: el brexit que quiere una mayoría de los
británicos y las ventajas de pertenecer a la UE que ahora lamentan
perder. El primer ministro británico cree que será un “enorme desafío”
acceder a los beneficios del mercado único de la UE sin aceptar también
la libertad de movimiento de los trabajadores comunitarios. “Obviamente
es un desafío difícil, porque la UE ve el mercado único como un mercado
único de bienes, servicios, capitales y personas, y esas cosas van
juntas”, ha dicho en una rueda de prensa tras participar en su “último”
Consejo Europeo.
Cameron ha señalado que, en el Reino Unido, “a veces pensamos que
estas cosas son opciones separadas, pero aquí el sentido es que estas
cosas van juntas y que si quieres los beneficios completos del mercado
único, entonces tienes que implicarte en todas las partes”. “Va a ser un
enorme desafío intentar conseguirlo en el futuro, un desafío para
Europa y un desafío para el Reino Unido”, ha advertido.
Nada más conocerse el resultado del referéndum, Cameron anunció su
renuncia al cargo de primer ministro, que dejará en octubre, mientras
que el líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, rechazó hoy
dimitir tras perder una moción de confianza por una amplia mayoría de
los parlamentarios de su bancada. Este miércoles proseguirá la segunda
jornada de cumbre europea, esta vez sin Cameron, en la que los
Veintisiete abordarán qué hacer ahora para reforzar el proyecto
comunitario, así cómo de qué modo responder a la incertidumbre que
plantea el caso británico.
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