miércoles, 22 de junio de 2016

Draghi, victoria a medias / Primo González *

Son muchos los frentes en los que la Unión Europea libra su identidad prácticamente a diario. El más alto tribunal de apelación alemán acaba de darle la razón al Banco Central Europeo (BCE) en una disputa de carácter conceptual que mantenían ciudadanos alemanes con la entidad que dirige el italiano Mario Draghi, el BCE, en torno a un pleito de carácter posiblemente muy importante pero que en las actuales circunstancias parece menor. Sobre todo teniendo en cuenta que este jueves 23 de junio se dirime nada menos que la integridad de la UE, en el referéndum británico para abandonar la escena europea o mantenerse en ella.

 La cuestión contenciosa que habían planteado una serie de ciudadanos alemanes era la de si el BCE podía comprar deuda pública de Estados europeos, ya que, según sus argumentos, ello iría contra la norma básica del BCE, que no puede financiar a los Estados miembros. Sobre todo los alemanes querían encontrar una base sólida para impedir que esa financiación se pudiera llevar a cabo sin contar con el Parlamento germano, ya que financiar a Estados miembros equivaldría a poner los impuestos alemanes al servicio de otros Estados miembros, lo que resulta poco satisfactorio para la ortodoxia germana.

El veredicto final viene a dar satisfacciones a todos pero sin adjudicar la razón completa a ninguno, ya que el BCE podrá comprar deuda pública estatal pero dentro de unos plazos y volúmenes preestablecidos. A los alemanes, como ciudadanos del país más rico o poderoso de la UE, siempre les ha `preocupado que la Eurozona acabe siendo una casa común en la que se adopten decisiones entre todos para repartir el dinero de todos, si bien esto equivale a repartir básicamente el dinero de Alemania, que es el arca en donde se guardan los mayores recursos financieros de la UE. 

Dejar de controlar el dinero a una mayoría, por democrática que sea, pero que aporta recursos de muy diversa consideración, según el país de que se trate (en definitiva, según su tasa de ahorro), no es una solución que agrade a una parte de los alemanes, sobre todo cuando se formulan amplias críticas hacia la falta de control de los recursos públicos que, a diferencia de Alemania, muestras algunos socios de la UE, tachados por lo general de manirrotos. Además, suelen ser siempre los mismos.

La decisión del organismo jurisdiccional alemán ha dado, en suma, la razón al BCE, aunque con matices, lo que puede ser interpretado de forma ambivalente. Una de ellas es que el directorio del Banco Central Europeo, y en especial su presidente, el italiano Mario Draghi, ven reforzada du autoridad y por lo tanto obtienen el apoyo a su política de compra de activos, tan criticada en Alemania. Al mismo tiempo, esta política de intervención en los mercados se ve limitada y sometida a ciertos controles, que no implican su inoperancia, pero que acotan el poder de la máxima autoridad monetaria europea. En la búsqueda de mayor eficacia en sus intervenciones.

Hay que subrayar, no obstante, que las medidas monetarias que viene desarrollando el BCE desde hace más de un año no están dando ni de lejos los resultados que se habían anunciado, lo cual redunda en una merma del prestigio y la autoridad del BCE y de sus directivos. La victoria legal que acaban de obtener frente a los ortodoxos ciudadanos alemanes que han acudido a los tribunales no es, desde luego, un cheque en blanco para Mario Draghi y sus colaboradores. La eficacia de sus medidas, aunque legales, está por llegar.


(*) Periodista y economista español


No hay comentarios:

Publicar un comentario