ATENAS.- El Gobierno griego
empezó a aplicar desde hoy gran parte de los aumentos de impuestos
indirectos aprobados hace dos semanas, unas medidas que pueden resultar
un lastre para una economía que muestra nuevos signos de debilidad.
Desde este principio de este mes entran en vigor subidas como la del
IVA, del 23 % al 24 %; el fin del descuento en el impuesto sobre el
valor añadido en una decena de islas y el aumento de otras tasas
especiales como las de los combustibles y el tabaco.
Los comerciantes y empresas temen que con estas subidas se produzca
una bajada en el consumo como la sufrida en el anterior aumento del IVA o
después de decretarse el control de capitales, en una economía que va
en franca caída.
El Producto Interior Bruto (PIB) de Grecia se contrajo, según datos
facilitados ayer por la oficina griega de estadística (Elstat), un 0,5 %
en el primer trimestre de 2016 en comparación con los tres meses
precedentes.
Ese organismo revisaba así a la baja los datos adelantados en mayo
del PIB, mientras confirmaba que la economía se desplomó un 1,4 % si se
compara con el primer trimestre de 2015.
En 2015, tras seis años de recesión, el país había registrado dos
trimestres de crecimiento antes que el Gobierno decretase, el 29 de
junio, controles de capital que aún siguen vigentes.
La economía griega es fundamentalmente estacional y es del sector
turístico, sobre todo de su rendimiento en la época veraniega, del que
depende en gran medida el dato de crecimiento anual.
En este 2016 el turismo tampoco tiene, de momento, buenas noticias,
pues tras varios años de crecimiento parece ser que el número de
llegadas a Grecia sufrió un frenazo.
Los datos oficiales muestran, por primera vez desde 2013, una ligera
bajada en las llegadas de turistas, aunque desde las instancias
oficiales se asegura que se volverá a batir un récord de visitantes al
final de la temporada.
La hostelería teme especialmente que la subida del IVA y el fin del
descuento en el mismo en las islas golpee con fuerza a sus negocios este
año.
El Gobierno griego decidió aumentar los impuestos indirectos como
parte de su plan para convencer a los acreedores de que finalizaran la
primera revisión del tercer rescate y así acelerar el desembolso del
primer tramo del mismo con el que hacer frente a los pagos de deuda de
junio y que se abordara un posible alivio de la deuda.
Este plan incluía además dos paquetes de reformas más: de las pensiones y de los impuestos directos.
Tras aprobar en el Parlamento estas medidas Grecia llegó a un acuerdo
en el Eurogrupo por el que este decidió concederle 10.300 millones de
euros, que por primera vez no servirán solamente para pagar deuda, sino
que, dijo confiado el Ejecutivo, inyectarán liquidez en el mercado y
recuperarán para el país la confianza de los inversores.
El ministerio de Finanzas espera recibir 7.500 millones en junio, de
los cuales 3.500 se destinarán al pago de atrasos a proveedores del
Estado, en forma de 700 millones de euros al mes hasta octubre, lo que
se traducirá en entrada de liquidez en el mercado.
Un estudio reciente de un medio económico griego mostró que la
totalidad del dinero otorgado por los acreedores desde 2010 a 2015 había
ido a parar íntegramente a pago de deuda, intereses y recapitalización
de los bancos.
No obstante el dinero del primer desembolso permanece aún bloqueado
por un rifirrafe entre el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, que
aseguró que Grecia no podía cumplir algunas de las condiciones
impuestas por los acreedores, y el presidente del Mecanismo Europeo de
Estabilidad (MEDE), que respondió tajante que sin cumplir todo lo
acordado no habrá pago.
Grecia tiene que amortizar casi 300 millones de euros en deuda con el
Fondo Monetario Internacional (FMI) como tarde el próximo martes, y
afrontará otro pago también al FMI menos de una semana después por un
monto de alrededor de 450 millones de euros.
El descontento por las reformas y subidas de impuestos del Ejecutivo
en la opinión pública es manifiesto, como muestran las encuestas, ya que
un 87 % desaprueba la gestión del Gobierno, aunque tampoco están de
acuerdo con el papel de oposición, pues un 84 % está disgustado con su
papel.
Prueba de la inseguridad del primer ministro, Alexis Tsipras, en la
solidez de su propio liderazgo, el congreso del partido gobernante,
Syriza, fue pospuesto hasta septiembre.
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