LONDRES.- Los europeos de Londres tenían
dificultades este viernes para digerir la victoria del Brexit y, sobre
todo, el mensaje que algunos creen que esconde: "No sois bienvenidos".
En
el café portugués Cintra, en el barrio londinense de Stockwell, la
pesadumbre era visible en un grupo de seis colegas de una organización
de desarrollo internacional que almorzaban juntos.
Venían de Francia, Portugal, India y del mismo Reino Unido.
"Llevo
viviendo aquí cinco años y nunca me había sentido rechazado, hasta hoy.
Es como si la mitad de la población nos gritara en la cara que no nos
valora", dijo el portugués Carlos Velázquez, uno de los tres
millones de ciudadanos europeos que viven en el país, según datos de
finales de 2015.
"Contribuimos mucho a este país", dijo su paisano
Ricardo Tomaz, de 41 años. "Llevo 20 años aquí, nunca he pedido una
ayuda social, siempre he pagado mis impuestos".
Las palabras de
Tomaz recordaban al diálogo de una enfermera española con el ministro de
Justicia anti-UE Michael Gove, en un programa de televisión: "¡No somos
el enemigo, señor Gove, no somos el enemigo!", dijo indignada.
"Estoy
a favor de la inmigración", respondió Gove, "lo único que quiero es
controlar los números". "No le creo", replicó la española, "lo siento.
El mensaje que ustedes están transmitiendo... Yo no recibo ese mensaje".
Volviendo
al grupo del café de Stockwell, la francesa Mailys Flajoliet, de 24
años, estaba decepcionada por el golpe que supone al proyecto europeo:
"Ahora parece muy normal estar en paz, lo damos por sentado. Pero la
generación de mis abuelos fue educada en el odio a los alemanes".
"Estudié en París, Berlín y Londres. En eso consiste Europa. Paz y cooperación, y no en ir cada uno por su lado", dijo la mujer.
Los
dos británicos también se sentían víctimas de la situación: "La mitad
de la población no estábamos de acuerdo y vamos a tener que aguantar
esto", dijo Georgina Nicoli, de 36 años.
Para el colega indio,
Aapuru Jain de 21 años, no había consuelo en el hecho de no ser europeo:
"Es sentimiento anti-inmigración. Hoy contra los europeos, mañana
contra los indios".
Para Carmen
Martínez y Blanca Zaragoza, dos amigas españolas que viven y trabajan en
Londres, el culpable estaba claro: el primer ministro David Cameron.
"Estoy
conmocionada, no me puedo creer que el sentimiento patriótico haya
llevado a este caos", explicó Martínez, de 43 años, los tres últimos
en Londres.
"Me da rabia que Cameron nos haya metido en este problema para ganar votos y ahora dimita y se vaya a su casa", lamentó.
Martínez,
funcionaria en excedencia (licencia sin goce de sueldo), estudió para
profesora en el Reino Unido y no considera irse, de momento. "Si me
ponen trabas, tendré que irme. A Malta, que es europea y hablan inglés. O
a Escocia, si siguen en la UE".
"Londres es una ciudad
cosmopolita y no se puede comparar al resto del Reino Unido. Aquí no te
sientes marginado. En el resto me parece que no quieren a los
inmigrantes", observó.
"Estoy muy enfadada", manifestó por su lado
Blanca Zaragoza, de 48 años, economista de formación, que trabaja como
camarera en Londres y lleva ocho años en la capital británica.
"Cameron
embarca a su país en un lío, y ahora que no tiene plan B, dimite. Deja
al país en una ruina y a nosotros desprotegidas. Y se va", agregó. Ella,
en cambio, no piensa irse y podría llegar a considerar solicitar la
nacionalidad británica.
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