domingo, 19 de junio de 2016

Y si gana el Brexit… ¿cómo sigue? / Fernando G. Urbaneja *

Uno de los argumentos decisivos para el referéndum de la OTAN, que tantos desgarros produjo en el PSOE y en Felipe González, fue el de la gestión del NO. Desautorizar al Gobierno en aquel referéndum abría una inevitable crisis con cambio de protagonistas y, probablemente nuevas elecciones, para recomponer Parlamento y mayorías. Por eso el Partido Popular de entonces se mantuvo distante, aconsejando la abstención, por si caían las uvas. Y además había que gestionar las consecuencias del NO, justo cuando España acabada de firmar la adhesión a la Comunidad Económica Europea como socio nº 11 o 12, junto a Portugal. Ganó seguir con el 52% frente a un 40% partidario del OTAN NO; y se pasó página.

Con el Brexit hay algo parecido, gestionar la salida, si sus partidarios ganan, será un curioso ejercicio de funambulismo, entre otras razones porque los partidarios de la salida tienen intereses poco coincidentes, son varias familias con muy distintos objetivos. Boris Johnson, por ejemplo, pretende obtener el liderazgo del partido conservador y el cargo de primer ministro para luego proponer a la Unión Europea una renegociación. Pero no es esa la pretensión de otros grupos pro-Brexit. De manera que la gestión del resultado será complicada.

Si ganara la salida el Gobierno británico tendría que arbitrar en primer término la comunicación al Consejo de Europa de su decisión con un escrito, que tiene que pasar por las dos cámaras de Londres, Lores y Comunes. No parece razonable que las cámaras vayan contra la voluntad popular, de manera que o dan visto bueno o abren un período de incertidumbre para ir desdibujando el resultado.

El Consejo y la Comisión tienen que recibir el escrito y tramitarlo, designar un interlocutor e iniciar la negociación del descuelgue en el plazo de dos años. ¿Mantendrían los británicos su presencia en las instituciones europeas?, ¿con que legitimidad y operatividad?, ¿seguirían vigentes las normas comunitarias en la legislación británica?, ¿qué pasa con los derechos de los comunitarios residentes en Gran Bretaña?, ¿Y con los británicos residentes en la Unión?, ¿Y los tratados comerciales en vigor?, ¿y los demás tratados y acuerdos?

Alemania ya ha advertido que será coherente con la decisión británica, que SALIR es SALIR, aunque otros socios poco europeístas querrán aprovechar la situación para mejorar su posición relativa y obtener alguna ventaja. Algo que tropieza con los otros socios. En resumen se abriría un conflicto de poderes e influencias que obligaría a todos los socios a redefinir su posición. El impacto de todo ello en la libre circulación de capitales, servicios y personas será importante con consecuencias imprevisibles, ya que la negociación de la salida británica induce la de la permanencia de los demás socios. Y caben las dos hipótesis, Europa puede salir fortalecida en el área euro, o todo lo contrario.

Calificar de frívola e incompetente la estrategia de Cameron está bien fundado, se ha metido en un lío que no ha sabido controlar no gestionar y que le va a llevar al retiro, salga lo que salga. Y a partir del día 23 habrá que repensar la Unión y sus instituciones porque la situación actual no parece soportable; o la Unión va a más, o va a menos, pero no se puede quedar donde está. Gestionar el Brexit se convierte en una de las tareas políticas inmediatas para todos los socios, a los que no faltan problemas.


(*) Periodista español


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