lunes, 13 de junio de 2016

El 'brexit' sería un "desastre" para la influencia internacional de la UE

PARÍS.- La marcha de Reino Unido sería desastrosa para la influencia internacional de una Unión Europea ya debilitada por una serie de crisis, según los analistas consultados. El divorcio entre la UE y Reino Unido, la única potencia nuclear europea miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas junto a Francia, "podría tener un efecto desastroso para la política exterior y de seguridad de la UE", estima Rosa Balfour, analista del German Marshall Fund.

Y además en un período complicado. Europa se ha visto golpeada por atentados yihadistas desde inicios de 2015. Al mismo tiempo se enfrenta a la mayor crisis migratoria desde 1945, debe gestionar su distanciamiento con Rusia y casi ve a Grecia abandonar la zona euro en el verano de 2015.
En este contexto, el 'brexit' representaría otro duro golpe porque, aunque no se espera ningún "cambio brusco" en materia de política exterior europea tras el referéndum británico del 23 de junio, la "pérdida en términos de imagen" sería muy real, apunta Janis Emmanouilidis, director del European Policy Center (EPC) en Bruselas.
Esta marcha mostraría que "los europeos están centrados en sus numerosos problemas como la crisis migratoria o financiera, que sólo se miran el ombligo", afirma Emmanouilidis, para quien esta imagen de "debilidad" podría explotarla la Rusia de Vladimir Putin o los dirigentes chinos, ávidos de extender su influencia.
"Su imagen se deterioraría todavía más si la UE se encoge por primera vez en su historia", añade.
Bruselas cuenta sólo desde 2010 con un servicio diplomático propio, al frente del cual se encuentra actualmente la italiana Federica Mogherini.
Sus diplomáticos supervisaron las negociaciones que desembocaron en un acuerdo histórico con Irán sobre su programa nuclear, se impusieron como mediadores entre Serbia y Kosovo, y forman parte del Cuarteto de Oriente Medio.
La UE también ha desarrollado a lo largo de los años sus misiones militares y civiles en el extranjero, en la República Centroafricana, contra la piratería en Somalia y, más recientemente, contra los traficantes de seres humanos frente a las costas de Libia.
"Grandes potencias como Estados Unidos, China, India (...) verían a la UE debilitada política y geopolíticamente en caso de un 'brexit'. No lo entenderían. Ya ni entienden que pueda existir un debate sobre la pertenencia de Reino Unido a la UE", apunta Vivien Pertusot, especialista en Bruselas del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
La marcha de Reino Unido provocaría también un reajuste estratégico de la política diplomática de la UE hacia sus vecinos del este y del sur, en detrimento de Asia y a contracorriente de Estados Unidos, asegura.
En Asuntos Exteriores, los países miembros son los encargados de adoptar las decisiones y, ante una eventual ausencia de Londres, sólo París tendría una "mirada estratégica global" entre el resto de miembros de la UE.
Según el investigador, Francia y Alemania no podrían compensar conjuntamente esta debilidad, a causa de las "diferencias fundamentales" entre París y Berlín sobre la cuestión de la implicación militar.
Londres siempre se ha opuesto al auge de una política común en materia de defensa y se ha mostrado además muy selectivo cuando se trataba de dotar de tropas o equipamientos a las misiones europeas.
Su marcha no permitiría, pese a todo, avanzar en este terreno, ya que otros países europeos defienden preciosamente su soberanía, rechazando todo lo que pudiera semejarse de cerca o de lejos a un "ejército europeo", señala Balfour.
Para estos países, la OTAN, que cuenta con 22 miembros que forman parte de la UE, sigue siendo la instancia privilegiada de cooperación en materia de defensa.
En cambio, respecto a las sanciones internacionales el verdadero ejército de la diplomacia europea?, Reino Unido siempre ha desempeñado un papel unificador, incluso un motor, asegura Stefani Weiss, de la fundación Bertelsmann.
Londres defendió con fuerza las importantes sanciones económicas decretadas en 2014 contra Rusia por su papel en el conflicto italiano, cuando otras capitales como Roma, Budapest o Atenas no escondían su falta de entusiasmo en ellas.
"Existe el riesgo de que aquellos que no apoyan las sanciones con tanto entusiasmo se vean reforzados sin Reino Unido", advierte.

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