LONDRES.- Los británicos han decidido que el Brexit sea la nueva realidad para el Reino Unido. Romper con la Unión Europea, dejar atrás un mercado de 500 millones de personas y enfrentarse a un panorama incierto son los efectos secundarios, no por ello desconocidos, de la determinación tomada.
El factor económico, la idea de que por separado conseguirán mejores
acuerdos y la gestión de las fronteras son algunas de las razones que
han empujado a la decisión. De primeras, el presupuesto de la Unión
Europea perderá unos 17.000 millones de euros anuales, la contribución que hasta el momento hacían los británicos.
Y en el Reino Unido también habrá un ‘shock’ a corto plazo: deberá enfrentar un agujero de 40.000 millones de euros
en su presupuesto. Hace pocas semanas el ministro de finanzas, George
Osborne, informó a sus compatriotas de las dificultades que se
enfrentarán a la hora de cuadrar las cuentas. El presupuesto de emergencia, conocido como Brexit budget
(presupuesto Brexit), contempla subida de impuestos sobre la renta y
productos de consumo, así como recortes en sanidad por 3.250 millones,
en educación por 1.560 millones y en defensa por 1.299 millones. Cada
hogar dejará de ingresar unos 5.500 euros anuales, vaticinó Osborne
anteriormente.
El FMI ha alertado que en el peor escenario el país puede entrar en recesión.
La economía se contraería un 0,8% en 2017 y apenas crecería el 0,6% en
2018. Además, la Unión Europea vería un impacto en su crecimiento de
entre el 0,2% y el 0,5%; y dado el peso importante de la economía
británica, de hasta el 0,2% en el PIB mundial de 2018. En un horizonte
más amplio, para 2020, la consultora PwC calcula que se perderán 130.000 millones de euros y se generarán 950.000 empleos menos que formando parte de la UE.
¿Aguantarán los mercados?
El Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra han
afirmado a lo largo de la última semana que están listos para aplacar
el golpe en los mercados del Brexit. “El BCE está preparado para todas
las contingencias”, afirmó Mario Draghi, su presidente, el martes.
A través de una intervención conjunta para inyectar liquidez y
aguantar la libra, la estabilidad del sistema está asegurada. Al menos
esa es la teoría. Tanto el FMI como el magnate George Soros, más que
bregado en el tema, afirman que la libra puede sufrir una depreciación
del 15% en poco tiempo.
En el terreno bursátil, las últimas sesiones en los parqués
europeos han sido positivas, por lo que se descontaba un fracaso del
Brexit. Ahora, por lógica, deberían sufrir severas correcciones.
Y si de mercados se trata, la City de Londres es uno de los
centros mundiales de las finanzas. La salida del Reino Unido de la UE
minará su capacidad de operar, al perder el llamado “pasaporte
financiero” que le permite acceder y comerciar en el mercado de 500
millones de europeos. ¿Y ahora? Una adaptación más para el sector, con
algunas grandes –Morgan Stanley, Deutsche Bank, HSBC o JPMorgan-
aplicando los ya anunciados recortes de personal.
España sufre el Brexit
En España, la relación con el Reino Unido en términos comerciales es más que notable: es el cuarto destino de las exportaciones, con 18.231 millones de euros en
2015, según datos del Ministerio de Economía. Unas exportaciones que se
ponen en riesgo ante las nuevas trabas al comercio y el aumento de
tarifas que se encontrarán los exportadores.
Además, empresas españolas como Santander, Sabadell, Ferrovial, Iberdrola o Telefónica se juegan gran parte de los 63.989 millones en inversiones que tienen compañías nacionales en Reino Unido.
Y a eso se suma que el turista británico aguanta el repunte
del sector. En 2015 fueron el colectivo que más gastó en España, con
14.080 millones de euros. El periodo de incertidumbre que se ha abierto
puede trastocar esta cifra.
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