MADRID.- El gasoducto
Midcat que enlazará la Península ibérica con Europa a través de Francia
avanza a pasos de tortuga. Desde que en marzo de 2015, los presidentes
del Gobierno de España, Mariano Rajoy; Francia, François Hollande, y el
ex primer ministro de Portugal, Pedro Pasos Coelho, firmaron un pacto
para impulsar las interconexiones eléctricas y gasista, el proyecto se
encuentra casi parado. Determinadas voces empiezan a acusar ya a Francia
de “bloqueo” y de “estar poniendo demasiados palos en la rueda”, recoge hoy https://www.capitalmadrid.com.
Hace
meses, fue el ex conceller de Empresa y Empleo de la Generalitat,
Felip Puig, quien lamentó que la interconexión Midcat no avanzase
al ritmo deseado. Puig llegó a acusar a las autoridades francesas de
“falta de entusiasmo” porque el proyecto gasista sellado en la
“Declaración de Madrid”, el 4 de marzo de 2015, estuviera en el dique
seco.
El presidente de GasIndustrial, Juan Vila Torres, ha comentado también que, “por razones que no acabamos de entender, Francia quiere ralentizar el tubo”.
“Los presidentes de Gobierno de los tres países firmaron que se hiciera y, ahora, hay impedimentos de altura” que, según Villa Torres, estarían bloqueándolo. Las razones que alega el máximo ejecutivo de GasIndustrial se deberían a que los franceses temen que circule desde España un gas mucho más competitivo, lo que les obligaría a ellos a bajar los precios a las empresas consumidoras y perderían negocio.
Fuentes de otras compañías energéticas señalan, por su parte, que la existencia de un Gobierno en funciones en España, con un Ministerio de Industria y Energía que se mueve al ralentí desde hace un año, poco o casi nada se está haciendo para que el Midcat avance y se acelere su construcción. El objetivo inicial era que el tubo estuviera acabado en 2020, una fecha ya difícil de cumplir.
En España, ya está construido el tramo que une Barcelona con Hostalric, mientras que el trazado que unirá Hostalric y la frontera francesa está definido y las licencias ambientales autorizadas, pero actualmente se encuentra paralizado. ¿Razones? Nadie comenta el por qué y, simplemente, son conjeturas e intuiciones las razones que se argumentan al respecto.
Desde que se desarrollaron los primeros encuentros bilaterales entre España y Francia para aumentar la capacidad de interconexión eléctrica y gasista entre ambos países, ambos gobiernos dejaron claro que había que lograr un entendimiento mutuo de los marcos regulatorios y de las legislaciones entre poblaciones para que ayuntamientos y corporaciones no pusieran trabas a los proyectos gasista y eléctrico pendientes. En cambio, sigue habiendo una cierta corriente opositora en Francia a que el gasoducto no se realice.
Por otro lado, existen ciertas fuerzas políticas y sociales dentro de la propia Unión Europea que dudan de la eficacia de conceder ayudas a proyectos de gas, cuando se cuestiona que el consumo de esta materia prima vaya a aumentar a futuro, debido al impulso que se está dando también a las energías renovables.
En el caso de España, el proyecto Midcat sería muy beneficioso para el país y una oportunidad para aprovechar el comercio mundial del gas. La expansión que se ha hecho del gas en el país supera en infraestructuras la capacidad de consumo que actualmente hay, lo que ha provocado que haya instalaciones que apenas se utilizan. En la actualidad, existen seis plantas de regasificación: Barcelona, Huelva, Cartagena, Bilbao, Sagunto y Mugardos (La Coruña), con una media de utilización por debajo del 20%, y otra en El Musel (Gijón) que está en hibernación.
El ex ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria, dijo en su momento que, el país cuenta con una infraestructura de Gas Natural Licuado (GNL) “capaz de suministrar a Europa la mitad del gas que llega desde Rusia a través de Ucrania” pero, para ello, se necesita la interconexión Midcat.
El presidente de GasIndustrial, Juan Vila Torres, ha comentado también que, “por razones que no acabamos de entender, Francia quiere ralentizar el tubo”.
“Los presidentes de Gobierno de los tres países firmaron que se hiciera y, ahora, hay impedimentos de altura” que, según Villa Torres, estarían bloqueándolo. Las razones que alega el máximo ejecutivo de GasIndustrial se deberían a que los franceses temen que circule desde España un gas mucho más competitivo, lo que les obligaría a ellos a bajar los precios a las empresas consumidoras y perderían negocio.
Fuentes de otras compañías energéticas señalan, por su parte, que la existencia de un Gobierno en funciones en España, con un Ministerio de Industria y Energía que se mueve al ralentí desde hace un año, poco o casi nada se está haciendo para que el Midcat avance y se acelere su construcción. El objetivo inicial era que el tubo estuviera acabado en 2020, una fecha ya difícil de cumplir.
Bloqueo francés al proyecto
El proyecto en el que el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el Banco Europeo de Inversiones, Werner Hoyer, han puesto todo su interés está chocando con el bloqueo francés. La primera fase del mismo incluye la construcción de un tubo de unos 235 kilómetros de gasoducto y una inversión de 470 millones de euros. De esa primera fase, unos 150 millones de inversión serían para el tramo español y otros 320 millones de euros para la zona francesa.En España, ya está construido el tramo que une Barcelona con Hostalric, mientras que el trazado que unirá Hostalric y la frontera francesa está definido y las licencias ambientales autorizadas, pero actualmente se encuentra paralizado. ¿Razones? Nadie comenta el por qué y, simplemente, son conjeturas e intuiciones las razones que se argumentan al respecto.
Desde que se desarrollaron los primeros encuentros bilaterales entre España y Francia para aumentar la capacidad de interconexión eléctrica y gasista entre ambos países, ambos gobiernos dejaron claro que había que lograr un entendimiento mutuo de los marcos regulatorios y de las legislaciones entre poblaciones para que ayuntamientos y corporaciones no pusieran trabas a los proyectos gasista y eléctrico pendientes. En cambio, sigue habiendo una cierta corriente opositora en Francia a que el gasoducto no se realice.
Ayuntamientos y organizaciones ecológicas
En la parte francesa, existen impedimentos entre los ayuntamientos locales, alentados en determinados casos por las propias organizaciones ecológicas, a las interconexiones intraeuropeas porque se considera que el proyecto en sí no tiene ningún impacto económico para la zona. Esta oposición frontal es mucho más acuciada cuando se trata, como en este caso, de una interconexión europea.Por otro lado, existen ciertas fuerzas políticas y sociales dentro de la propia Unión Europea que dudan de la eficacia de conceder ayudas a proyectos de gas, cuando se cuestiona que el consumo de esta materia prima vaya a aumentar a futuro, debido al impulso que se está dando también a las energías renovables.
En el caso de España, el proyecto Midcat sería muy beneficioso para el país y una oportunidad para aprovechar el comercio mundial del gas. La expansión que se ha hecho del gas en el país supera en infraestructuras la capacidad de consumo que actualmente hay, lo que ha provocado que haya instalaciones que apenas se utilizan. En la actualidad, existen seis plantas de regasificación: Barcelona, Huelva, Cartagena, Bilbao, Sagunto y Mugardos (La Coruña), con una media de utilización por debajo del 20%, y otra en El Musel (Gijón) que está en hibernación.
El ex ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria, dijo en su momento que, el país cuenta con una infraestructura de Gas Natural Licuado (GNL) “capaz de suministrar a Europa la mitad del gas que llega desde Rusia a través de Ucrania” pero, para ello, se necesita la interconexión Midcat.
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