BRUSELAS.- El "brexit" obligará
a la UE y al Reino Unido a elegir entre diferentes modelos para
relacionarse en el futuro en el plano económico y comercial, pero
también genera dudas respecto al presupuesto comunitario, las ayudas ya
programadas y el destino de grandes proyectos de transporte e
infraestructura.
La retirada de la UE generará no solo grandes quebraderos de cabeza
jurídicos a las empresas, que se encuentran ante un largo periodo de
incertidumbre que puede durar desde dos años a una década y que les
dificultará tomar decisiones de inversión.
Londres, por su parte, tendrá que redactar a toda prisa nuevas
legislaciones que cubran la agricultura y la pesca, la competencia, las
ayudas regionales y otras muchas áreas para evitar un vacío legal una
vez deje de aplicar las leyes comunitarias.
El sucesor del primer ministro británico, David Cameron, que dejará
su cargo en octubre próximo, se encontrará con la difícil decisión de
elegir entre diferentes opciones alternativas a la hora de diseñar las
futuras relaciones económicas con la UE.
Uno de los grandes dilemas del Reino Unido será decidir si quiere
seguir teniendo acceso al mercado único, en el que las personas, los
bienes, los servicios y los capitales pueden circular libremente.
Jean-Claude Piris, uno de los juristas del Tratado de Lisboa, ha
escrito en un informe que el Reino Unido podría ser miembro del Espacio
Económico Europeo, como Noruega, o miembro de la Asociación Europea de
Libre Comercio, como Suiza.
También podría adoptar el modelo helvético y negociar acuerdos
bilaterales, el modelo turco de Unión Aduanera, cerrar un acuerdo
comercial con la Unión o apoyarse simplemente en las reglas de la
Organización Mundial del Comercio (OMC).
La primera opción requeriría al Reino Unido aceptar reglas que el
pueblo británico ha rechazado con su voto a favor del "brexit", como
pagar a la UE una contribución financiera y aceptar el libre movimiento
de trabajadores y las legislaciones comunitarias específicas del mercado
interior.
"Muchas de estas opciones no son concebibles por razones políticas o
económicas. Creo que es inconcebible que el Reino Unido acepte adherirse
al Espacio Económico Europeo", dijo Piris a Efe.
Este experto en Derecho europeo ve más viable un acuerdo al estilo
canadiense, el Acuerdo Económico y Comercial Global (CETA) cerrado entre
Ottawa y la UE y que eliminará los aranceles del 99 % de los productos
que se intercambian.
Piris propone, en cualquier caso, "un acuerdo comercial de urgencia"
con el Reino Unido para establecer un marco en cuanto a seguridad
jurídica, aranceles e inversiones, entre otros elementos.
El dilema es mayor. El Gobierno británico calcula, según datos de la
Comisión Europea (CE), que el mercado interior le aporta entre 31.000 y
92.000 millones de libras (38.000-113.000 millones de euros) al año a la
economía, lo que supone entre cinco y quince veces su contribución neta
al presupuesto de la UE.
Según datos del Parlamento británico, el Reino Unido ha contribuido
en 2015 con unos 12.900 millones de libras (unos 16.000 millones de
euros) al presupuesto de la UE, una vez se deduce el "cheque británico"
(una devolución anual de su contribución a las arcas comunitarias).
También recibió unos 4.400 millones de libras (unos 5.500 millones de
euros al cambio actual) del Fondo Europeo Agrícola de Garantía, del
Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, del Fondo Europeo de
Desarrollo Regional y del Fondo Social Europeo, entre otras ayudas, con
lo que la contribución neta se situó en 8.500 millones de libras (unos
10.500 millones de euros).
El Reino Unido no solo perderá estas ayudas vitales para muchos
sectores del país, sino también otras como las destinadas a la
investigación científica: es el país que más fondos recibe después de
Alemania y muchos científicos temen por sus proyectos.
La UE perderá a un contribuyente neto y los demás países tendrán que
aportar la diferencia si no quieren mermar aún más las cuentas
comunitarias, en medio de múltiples crisis y retos geopolíticos.
El Reino Unido tendrá que aportar hasta 2020, el fin del actual
presupuesto plurianual, anualmente entre 7.300 millones de libras y
11.200 millones (9.000-13.800 millones de euros) y, mientras siga siendo
miembro de la UE, deberá seguir pagando su contribución.
La CE tendrá que presentar antes del 1 de enero de 2018 una propuesta
para las cuentas de los siguientes siete años y, como las negociaciones
durarán al menos dos años, hasta el fin del presupuesto plurianual no
habría un impacto en las cuentas.
Pero el "brexit" también genera incertidumbre sobre el futuro de
grandes iniciativas comunitarias donde el Reino Unido ejerce un papel,
como el Cielo Único Europeo o la finalización de proyectos de transporte
e infraestructuras como el Corredor Mar del Norte-Mediterráneo.
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