BERLÍN.- El Gobierno de Baviera ha prometido hacer "todo lo humanamente
posible" para incrementar la seguridad tras los atentados que han
sacudido el estado, protagonizados por refugiados, y ha exigido a la
canciller, Angela Merkel, endurecer la política de asilo, porque "el
terrorismo islamista ha llegado a Alemania".
El polémico debate sobre seguridad y refugiados se encendió en el
país después de que la organización yihadista Estado Islámico
reivindicara tanto el ataque a hachazos de un menor refugiado afgano en
un tren de Würzburg la semana pasada, con cinco heridos, como la bomba
que detonó el domingo en Ansbach un solicitante de asilo sirio, que
murió en la explosión y causó quince heridos.
El primer ministro regional, Horst Seehofer, cuyo partido, la Unión
Socialcristiana (CSU), es socio en la coalición del Gobierno de Berlín,
apostó por reforzar "la prevención y la represión" y prometió a sus
ciudadanos más personal y medios para la Policía. En una rueda de prensa
tras celebrar una reunión del gabinete a orillas del lago Tegner,
Seehofer respondió al llamamiento a la "serenidad" realizado ayer por el
ministro del Interior, Thomas de Maizière, quien pidió no lanzar una
sospecha generalizada sobre los refugiados.
"La serenidad es importante, pero no sustituye a la protección del
Estado", subrayó antes de recalcar que los políticos están obligados a
responder de forma "valiente" ante el miedo de los ciudadanos.
Además de reclamar la intervención del Ejército en casos de alerta
terrorista, Baviera pide controlar directamente en la frontera la
identidad de los solicitantes de asilo, aunque no lleven papeles, y
realizar también inspecciones posteriores. "Debemos saber quién está en
el país", señaló Seehofer en declaraciones al diario "Süddeutsche
Zeitung". Su ministro de Interior, Joachim Herrman, pidió que deje de
ser "tabú" la expulsión de extranjeros a países en guerra, aseverando
que, por ejemplo, en Afganistán hay regiones habitables, y reclamó que
no se paralice una expulsión solo por motivos médicos.
El terrorista suicida de Ansbach, natural de Alepo, pidió asilo en
Alemania en 2014 alegando que se había visto obligado a dejar Siria
porque no quería empuñar armas contra otros seres humanos, pero su
petición fue denegada hace un año porque se comprobó que había recibido
protección en Bulgaria.
Sin embargo, la devolución a ese país se suspendió por los problemas
de salud -primero físicos y luego psicológicos- del joven. El pasado 13
de julio se le informó de que se había reactivado esa orden de expulsión
y de que tenía treinta días para abandonar el país. Herrmann subrayó
también la necesidad de vigilar los albergues de refugiados: "no puede
ser que en un centro financiado con dinero público se almacenen
materiales para fabricar bombas y que nadie se fije", recalcó en
referencia a los diversos productos que guardaba el joven en su
habitación.
Las críticas llegaron incluso de la líder del grupo parlamentario de
La Izquierda, Sahra Wagenknecht, quien acusó en una entrevista de
televisión a la canciller de haber subestimado los "importantes
problemas" derivados de su política de acogida. Varios miembros de su
partido se revolvieron contra ella, que recibió sin embargo los aplausos
de los populistas de derechas de Alternativa para Alemania (AfD).
Este partido, que logró considerables éxitos electorales en los
últimos comicios regionales apoyado en la crisis de los refugiados,
insistió en la necesidad de controles fronterizos. "¿Qué más debe pasar
para que comencemos a controlar quién entra en nuestro país", se
preguntó en un comunicado la líder de AfD, Frauke Petry, quien criticó
al Gobierno por no decir desde el principio que la explosión de Ansbach
era un atentado islamista y hacer hincapié en que el refugiado tenía
problemas psiquiátricos.
"No podemos prometer que no habrá más atentados cuando asumamos el
Gobierno. Pero podemos prometer que no trataremos a los inmigrantes
criminales o que planifiquen delitos con la comprensión patológica y
autoagresiva que muestran hoy muchos políticos, sino como lo que son:
como enemigos de la sociedad abierta, como enemigos de nuestro país",
manifestó Frauke. Merkel, que no ha comparecido públicamente tras el
último atentado, ha decidido interrumpir sus vacaciones y ofrecerá el
jueves su tradicional rueda de prensa de verano, que se esperaba para
después del periodo estival.
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