MADRID.- El desplome
de la libra, tras el resultado del referéndum británico, ha metido de
lleno a la libra esterlina en la guerra de divisas que vive el mundo
desde hace meses. Aunque la divisa británica se ha recuperado de los
mínimos tras el anuncio del Brexit, ha perdido en tres semanas un 8% de
su valor, una caída que se amplía al 17% en el último año. El
mantenimiento, esta semana, de los tipos de interés al 0,5% por el Banco
de Inglaterra confirma el pronóstico, según informa www.capitalmadrid.com
La
esterlina se suma a un difícil juego de fuerzas en el que dólar,
euro, yen y renminbi chino pugnan para no alcanzar cotizaciones que
perjudiquen a los exportadores de sus respectivos países.
Los expertos vaticinan que la salida del Reino Unido de la Unión Europea arrojará al país en brazos de la recesión a finales de este año. Es por ello que resulta de vital importancia que la libra se deprecie aún más de lo que lo ha hecho en los últimos meses.
Hace un año se encontraba a 1,45 contra euro. Hace un mes ya había caído hasta los 1,30 euros. Ahora se sitúa en el entorno de los 1,20 y no se descarta que el Banco de Inglaterra tome una decisiva política para que la moneda se mueva entre los 1,10 y los 1,20 euros y contribuir a mejorar la salud del sector exportador para tratar de contener la amenaza de recesión.
Similar estrategia sigue el Banco de Japón, con una economía que lleva sumida en la deflación desde que hace 25 años estallara la burbuja hipotecaria. Aunque el Banco de Japón persigue un 2% de alza de los precios, después de años y años de cifras negativas, los precios apenas están creciendo al nivel del 0,4%.
El Banco de Japón no quiere que el yen alcance el nivel de 100 contra dólar, porque percibe ese nivel como una línea roja que perjudicaría a las empresas que venden en el extranjero. Y, como lleva haciendo desde hace décadas, compra dólares a manos llenas, con el objetivo de evitar una peligrosa apreciación de la divisa nipona.
Con la amenaza de que Estados Unidos suba los tipos (ya sólo se espera un alza hasta finales de año, con el objetivo de no desestabilizar aún más al resto del mundo), el euro se encuentra en una verdadera olla a presión.
El polvorín de la banca italiana, el Brexit, la incertidumbre política en España e incluro el problema de la inmigración, van a suponer presiones añadidas para la divisa europea. De 1,10 a 1,12 dólares por euro podría ser el nivel al que se mantenga la moneda europea en los próximos meses.
¿Y la divisa china? La necesidad de China, el segundo motor económico mundial, de devaluar su moneda ha conducido a un efecto dominó en el que se ha visto arrastrado el dólar, en el que el propio Banco Central Europeo ha dejado de intervenir para que su moneda no se depreciara aún más y que ha motivado la apreciación del yen japonés.
Un complicado tablero en el que juegan todas las divisas poderosas y al que se ha venido a sumar la libra esterlina, para complicar aún más el panorama.
Los expertos vaticinan que la salida del Reino Unido de la Unión Europea arrojará al país en brazos de la recesión a finales de este año. Es por ello que resulta de vital importancia que la libra se deprecie aún más de lo que lo ha hecho en los últimos meses.
Hace un año se encontraba a 1,45 contra euro. Hace un mes ya había caído hasta los 1,30 euros. Ahora se sitúa en el entorno de los 1,20 y no se descarta que el Banco de Inglaterra tome una decisiva política para que la moneda se mueva entre los 1,10 y los 1,20 euros y contribuir a mejorar la salud del sector exportador para tratar de contener la amenaza de recesión.
Similar estrategia sigue el Banco de Japón, con una economía que lleva sumida en la deflación desde que hace 25 años estallara la burbuja hipotecaria. Aunque el Banco de Japón persigue un 2% de alza de los precios, después de años y años de cifras negativas, los precios apenas están creciendo al nivel del 0,4%.
El Banco de Japón no quiere que el yen alcance el nivel de 100 contra dólar, porque percibe ese nivel como una línea roja que perjudicaría a las empresas que venden en el extranjero. Y, como lleva haciendo desde hace décadas, compra dólares a manos llenas, con el objetivo de evitar una peligrosa apreciación de la divisa nipona.
Con la amenaza de que Estados Unidos suba los tipos (ya sólo se espera un alza hasta finales de año, con el objetivo de no desestabilizar aún más al resto del mundo), el euro se encuentra en una verdadera olla a presión.
El polvorín de la banca italiana, el Brexit, la incertidumbre política en España e incluro el problema de la inmigración, van a suponer presiones añadidas para la divisa europea. De 1,10 a 1,12 dólares por euro podría ser el nivel al que se mantenga la moneda europea en los próximos meses.
¿Y la divisa china? La necesidad de China, el segundo motor económico mundial, de devaluar su moneda ha conducido a un efecto dominó en el que se ha visto arrastrado el dólar, en el que el propio Banco Central Europeo ha dejado de intervenir para que su moneda no se depreciara aún más y que ha motivado la apreciación del yen japonés.
Un complicado tablero en el que juegan todas las divisas poderosas y al que se ha venido a sumar la libra esterlina, para complicar aún más el panorama.
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