PEKÍN.- Buscar una postura
común para que el "brexit" y la inestabilidad en Turquía no perjudiquen
en demasía la economía mundial era el gran objetivo de los ministros de
Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G-20, que ayer comenzaron
en la ciudad central china de Chengdu un encuentro de dos días clausurado hoy.
Los zares financieros de las 20 grandes economías mundiales debatieron cómo
afrontar seísmos políticos como el reciente golpe de Estado fallido
turco o la salida británica de la Unión Europea.
"Nos quedan años enteros para poder normalizar el resultado del
brexit", reconoció el secretario general de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económicos, José Ángel Gurría.
Transcurrido un mes desde el referéndum, el mundo económico parece
salir poco a poco del "shock", como mostraron las palabras conciliadoras
del mexicano Gurría, que podrían anteceder una postura moderada del G-20
hacia Londres en la declaración final que se hizo pública hoy
domingo.
"Debemos afrontarlo de la mejor forma posible, y sin cuestionar la
decisión del pueblo británico una vez ha sido recibida", señaló el
responsable de la OCDE, tras afirmar que comprendía el hecho de que
Londres pidiera tomarse "un tiempo" para afrontar su compleja salida de
la UE y restar una unidad a los actuales Veintiocho.
Otro país del G-20 que ha generado dudas en la comunidad internacional
y en los mercados, Turquía, está también en las conversaciones de los
responsables económicos de la organización este fin de semana.
A la espera de la opinión final del G-20 al respecto, el principal
responsable turco en las conversaciones en Chengdu, el viceministro de
Finanzas Mehmet Simsek, defendió la adhesión de Ankara a los valores
democráticos y el imperio de la ley, tras declararse esta semana en su
país el estado de emergencia.
"En realidad, nada ha cambiado demasiado", afirmó Simsek, quien
subrayó que otros países europeos se encuentran en similar estado -en
alusión a la Francia sacudida por el terrorismo- y reconoció en todo
caso que hay "signos de interrogación" por la situación en la que se
encuentra su país.
Buena parte de las reuniones han sido a puerta cerrada,
con excepción de un foro sobre políticas impositivas previo a la reunión
ministerial en el que participó la directora gerente del Fondo
Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, después de que
se conociera de que será juzgada en Francia.
La que fuera ministra de Economía francesa entre 2007 y 2011, que irá
a juicio por presunta negligencia en la gestión de fondos públicos en
aquella etapa, hizo hoy recomendaciones a Gobiernos de otros países
sobre cómo aplicar políticas impositivas.
Éstas "tienen que estar bien orientadas, centrarse en investigación y
desarrollo, transferencia tecnológica e innovación empresarial", apuntó
Lagarde, quien por contra alertó que los movimientos de capitales de
algunas empresas tecnológicas han generado "una aceleración y un
empeoramiento de las desigualdades".
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