domingo, 17 de julio de 2016

Erdogan impulsa purgas en el Ejército y la Judicatura tras el golpe de Estado fallido en Turquía

ANKARA/ESTAMBUL.- La intentona de golpe militar que mantuvo en vilo Turquía durante toda la noche del viernes, ha desembocado en una manifestación de fuerza del Gobierno islamista, que se ha apresurado a realizar purgas en la Judicatura, a la vez que recibía el respaldo de todos los partidos políticos. 

Según las cifras difundidas por el primer ministro, Binali Yildirim, el balance del golpe son 161 muertos, entre policías, soldados leales al Gobierno y civiles y 1.440 heridos, a lo que se añadirían aproximadamente 20 muertos y 30 heridos entre los golpistas. El presidente de Turquía, el islamista Recep Tayyip Erdogan, calificaba la mañana del sábado el intento fallido como un regalo de Dios que permitirá limpiar el Ejército. “Este levantamiento, este movimiento es un gran regalo de Dios para nosotros. Porque el Ejército será limpiado”, afirmó el mandatario en rueda de prensa al poco de aterrizar en Estambul, asegurando que los golpistas pagarán cara su “traición”.
Más de 2.800 soldados han sido detenidos tras fracasar el golpe, y el Ministerio de Interior anunció la destitución de 5 generales y 29 coroneles. Entre los militares detenidos se hallan los generales Adem Huduti, comandante del 2º Ejército de Turquía, que controla la lucha contra la guerrilla kurda en el sureste del país, y Erdal Öztürk, comandante del 3º Ejército, estacionado en Anatolia oriental.
Pero además, el Gobierno inició una purga de la Judicatura, y la Junta Superior de Jueces y Fiscales ha destituido a 2.745 magistrados, al tiempo que el Ministerio de Justicia destituyera a 5 de los 22 miembros de ese mismo cuerpo.
Al mismo tiempo, la policía detuvo a 10 jueces del ‘Danistay’, la máxima autoridad jurídica para contenciosos administrativos, y tiene a otros 38 en búsqueda y captura, mientras que hay orden de arresto contra 140 jueces del Tribunal Supremo (Yargitay), y se ha detenido a Alparslan Altan, juez del Tribunal Constitucional.
A media tarde del sábado comenzó en el Parlamento una sesión especial en la que Binali Yildirim describió la jornada del viernes como “una fiesta de la democracia”, resaltando que la población se había opuesto a los golpistas.
Yildirim, líder del gobernante partido AKP, obtuvo el respaldo de los tres partidos de la oposición, que condenaron el golpe de forma unánime, aunque hicieran veladas críticas a la deriva autoritaria del Gobierno.
Delante del Parlamento se reunió una muchedumbre que celebraba el fracaso del golpe pero que en sus gritos de apoyo al Gobierno del AKP llegó a pedir la pena de muerte (abolida en Turquía) para los golpistas, con gritos como “¡Dinos que matemos, y mataremos!
Según las imágenes difundidas por las televisiones turcas, muchos militares golpistas sufrieron un violento acoso por parte de ciudadanos que habían salido a la calle de madrugada siguiendo el llamamiento del Gobierno, y algunos sólo fueron salvados del linchamiento por la intervención de la policía.
La web opositora Odatv difundió además la imagen de un soldado al le cortan la cabeza a la manera de los yihadistas del Dáesh.
Las fotos muestran un gran número de jóvenes barbudos, algunos incluso con atuendo claramente islamista, entre los manifestantes antigolpistas de la madrugada, casi todos varones, en un llamativo contraste con las manifestaciones izquierdistas que en Turquía suelen contar con tantas mujeres como hombres.
Las protestas se convirtieron en celebraciones después de que, al amanecer, los soldados golpistas abandonaron los tanques sobre el puente del Bósforo y se rindieron a la policía, un instante transmitido en directo por las televisiones.
Hasta ese momento habían sembrado pánico los vuelos rasantes de cazabombarderos sobre el centro de Estambul y Ankara, rompiendo la barrera del sonido con un efecto fácil de confundir con detonaciones, sin que la ciudadanía supiera si estaban pilotados por rebeldes o militares leales al Gobierno.
Según los medios turcos, dos helicópteros de los golpistas fueron abatidos por cazas, pero otros aviones bombardearon el Parlamento, dejando varios heridos y graves daños materiales.
La verdadera motivación de los conspiradores es aún oscura, pero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha adjudicado de inmediato la responsabilidad a la red de seguidores del predicador Fethullah Gülen, hasta 2013 firme aliado del Gobierno islamista cuya ideología comparte, y desde entonces acérrimo enemigo.
Los medios afines a Gülen han negado tajantemente toda implicación y han transmitido una condena del golpe por parte del predicador, exiliado en Pensilvania.
Aunque la presencia de los gülenistas en Policía y Judicatura era conocida, hasta que estos cuerpos sufrieron amplias campañas de purgas en los últimos años, no hay constancia de que los mandos militares, de tradición firmemente laica, tengan simpatías por la cofradía religiosa.
En su primera intervención pública de ayer sábado, Erdogan calificaba el intento de golpe de Estado como un regalo de Dios que permitirá limpiar el Ejército. “Este levantamiento, este movimiento es un gran regalo de Dios para nosotros. Porque el Ejército será limpiado”, afirmó el mandatario en rueda de prensa al poco de aterrizar en Estambul, asegurando que los golpistas pagarán cara su “traición”.
En su alocución, desde el aeropuerto Atatürk de la metrópolis eurasiática, Erdogan acusó a los militares golpistas de levantarse contra un Gobierno que “llegó al poder con el voto del pueblo”. 
“Esto es traición. Pagarán un precio muy alto”, amenazó el jefe del Estado y hombre fuerte del país. Erdogan afirmó que los militares “no pueden aceptar” su triunfo en la urnas.
El actual presidente llegó al cargo en 2014 con el 51,8 por ciento de los votos. Antes de eso, gobernó como primer ministro desde 2003 con sucesivas mayorías absolutas de su partido, el islamista AKP. El jefe del Estado negó que los golpistas hayan logrado hacerse con el control del país y afirmó que sólo un pequeño grupo de militares ha participado en la intentona. “Nunca cederemos nuestro país a los ocupantes. El final de esto será bueno”, prometió.
Erdogan convocó a los mandos militares a “ser respetuosos con los valores de esta nación” y afirmó que hay miembros del Ejército recibiendo “órdenes de Pensilvania”, en referencia a la residencia en el exilio de Fethullah Gülen, un influyente predicador islamista, antigua aliado del AKP y ahora enfrentado a él.
Erdogan dijo que la intentona golpista prueba que son ciertas las acusaciones de terrorismo que lleva haciendo contra la influyente cofradía dirigida por Gülen, con muchos seguidores en las fuerzas de seguridad y la judicatura turca.
El presidente se refirió a los soldados como sus “hijos” y les pidió que no vuelvan sus armas contra sus padres y madres. “Si volvéis las armas contra quien os las dio, pagaréis un alto precio”, advirtió.
Erdogan explicó que los arrestos de altos mandos militares implicados en la asonada comenzará ahora y que el Ejército será limpiado.

Derrocados por el pueblo

El Parlamento de Turquía celebró su primera sesión tras el fallido golpe de Estado de la pasada madrugada, que dejó al menos 161 muertos, 1.440 heridos y más de 2.800 soldados golpistas detenidos.
El primer ministro turco, Binali Yildirim, ha comparecido en el Parlamento para destacar la unidad de los partidos con representación parlamentaria en la condena de la asonada y por ello se ha comprometido a un "nuevo comienzo" de cooperación.
"Quienes han intentado derrocar al gobierno elegido por el pueblo han sido derrocados por el pueblo", ha afirmado Yildirim tras augurar una nueva era de cooperación en el Parlamento.
Yildirim ha realizado estas declaraciones en una sesión extraordinaria del Parlamento convocada tras el golpe de Estado. "Hoy es el día en el que todos los partidos han dicho no al golpe de Estado", ha añadido el primer ministro.
Además, Yildirim ha asegurado que los golpistas no eran militares, sino "terroristas en uniforme de soldados" que han atacado el Parlamento, en referencia a los disparos efectuados durante la noche contra la sede del Legislativo. El edificio del Parlamento de Ankara fue bombardeado por la aviación turca y parcialmente dañado, aunque no causó víctimas mortales.
Antes, el Partido Popular Republicano (CHP) ha expresado su rechazo al golpe a través de su líder, Kemal Kiliçdaroglu. "Este país ha sufrido mucho por los golpes de Estado. No queremos que se repitan estas dificultades", ha apuntado. Así, ha proclamado el compromiso del CHP con la república y la democracia.
También el Partido Movimiento Nacionalista ha expresado su apoyo al Gobierno en una llamada telefónica de su líder, Devlet Bahçeli, al primer ministro Yildirim.
De igual manera, los líderes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) han defendido la "política democrática" como "única solución" y han rechazado "cualquier tipo de golpe de Estado" en palabras de Selahattin Demirtas y Figen Yuksekdag.
El Ejército ha tomado el poder en hasta tres ocasiones entre 1960 y 1980 para defender el laicismo de la Constitución turca, en ocasiones con el apoyo o el beneplácito del CHP.

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