La pretensión
del primer ministro italiano Matteo Renzi de inyectar 40.000 millones
de euros a los bancos de su país para fortalecer su capital y evitar su
quiebra choca con la normativa comunitaria y con lo aprobado hasta ahora
para rescatar a los países que más han sufrido los efectos de la
crisis, España entre ellos.
Su
aprobación supondría una clara discriminación con lo sucedido
en el 2012 con España. Tras las negociaciones de Luis de Guindos con
la Comisión Europea, España tuvo que firmar un memorando de
intenciones con una cuarentena de medidas que iban más allá de lo
estrictamente financiero.
Una de ellas, la número 30, exigía
una estricta observancia de los objetivos de compromiso de
cumplimiento del déficit público, a lo que hay que añadir que las
medidas 33, 34 y 36 del memorando de intenciones dotaban a la
conocida como ‘troika’ de poderes necesarios para poder comprobar
‘in situ’ el estricto cumplimiento de los compromisos que había
firmado España.
Por supuesto la ‘troika’ analizó, tanto el
cumplimiento en materia de ayuda a las cajas de ahorros que se
canalizaron a través del FROB, como el cumplimiento de los
objetivos macroeconómicos incluidos en el Pacto de Estabilidad.
Por
eso la medida en Italia, además de ir en contra de la normativa
comunitaria que prohíbe los rescates de entidades financieros
con capital público, supondría una discriminación respecto a
España y a los países que tuvieron que ser rescatados en su conjunto
como Portugal, Irlanda, Grecia o Chipre.
Pero dadas las dudas
existentes sobre la verdadera situación de la banca italiana
supondría una dejación de funciones dejar pasar esta ocasión para
poner en orden sobre todo, sobre las medianas y pequeñas entidades
financieras italianas cuyo verdadero estado es un enigma.
Las
cifras que ofrece el gobierno italiano sobre la mora de sus
entidades no coinciden con las cifras que constan en el banco de
bancos centrales, el Banco Internacional de Pagos de Basilea.
Mientras
el ejecutivo italiano habla de una morosidad de en torno a los
340.000 millones, en el Banco Internacional de Pagos de Basilea los
registros hablan de 20.000 millones más, es decir 360.000, lo que
equivale al 22 % de su PIB.
Puede ser, que como estima la
agencia de calificación de Riesgos, Standard & Poors, y como
consecuencia del creciente euroescepticismo en algunos países y
a la incertidumbre económica y financiera derivada del
'Brexit', puedan desencallar las negociaciones con Bruselas para
poder prestar un apoyo público al sector bancario en Italia.
Puede
que se llegue a un acuerdo, pero si la salvación del sistema
financiero italiano pasara por saltarse las normas entradas en
vigor a principios de este mismo año, el que se vería en riesgo sería
el futuro de la Unión Bancaria europea. Se había pensado en ella
para que no se repitieran los errores del pasado. Ceder ante Renzi
supondría un grave retroceso en el camino trazado.
(*) Periodista
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