ROMA.- La banca italiana
protagonizó hoy una jornada de preocupación por la situación a la que le
conduce el peso de sus créditos morosos, que suscitó además el
interrogante de cómo actuará el Gobierno de Matteo Renzi para alejar las
dudas sobre su salud.
La atención estuvo esta vez, y de nuevo, centrada en el
comportamiento del banco más antiguo del mundo, Banca Monte Paschi de
Siena (MPS), que cayó más de un 13 % en la Bolsa de Milán, donde se
vivió una jornada de nervios.
El MPS admitió que el Banco Central Europeo (BCE) le ha urgido a
reducir en 10.000 millones de euros el volumen de sus créditos morosos,
circunstancia que motivó la suspensión hoy de su cotización.
El banco de Siena reconoció que el BCE le insta a aprobar "el respeto
de determinados requisitos relativos, en especial, a los créditos
morosos".
En concreto las autoridades de la institución europea le piden al
banco italiano que antes del próximo 3 de octubre presente un plan en el
que defina las medidas que pueda adoptar para reducir el coeficiente
entre sus créditos morosos y el total hasta el 20 % de estos en el
horizonte de 2018.
El objetivo planteado por el BCE en esa carta ahora confirmada por el
MPS es superior al previsto en el Plan Industrial del banco, centrado
en vender antes de 2018 un total de 5.500 millones de euros de créditos
morosos, entre otras medidas.
El pasado 1 de julio la Comisión Europea (CE) autorizó bajo las
normas de ayudas de Estado y hasta finales de año un sistema de
garantías públicas para la banca italiana solvente que cubre medidas de
liquidez y está pensado como "medida preventiva".
Bruselas precisó que no se espera que las garantías tengan que
utilizarse y negó que exista un vínculo alguno entre este sistema de
garantías y una recapitalización de bancos italianos.
La semana pasada el diario británico "Financial Times" indicó que el
Gobierno de Matteo Renzi pretende que se declare que la situación creada
tras el voto británico a favor del "brexit" sea considerada una
situación excepcional que pone en riesgo el sistema financiero, para que
se le conceda el margen necesario para la inyección de fondos públicos
sin imponer pérdidas a los accionistas de los bancos
Renzi había asegurado anteriormente que no ha pedido cambiar las
reglas comunitarias sobre ayudas de Estado para poder llevar a cabo una
inyección de ayuda pública en las entidades más frágiles de la banca
italiana, y aseguró que ya hay instrumentos para proteger a los
depositantes.
Hoy sin embargo de nuevo el diario británico aseguró que Renzi está
preparando lo que denominó un "desafío" a las autoridades de Bruselas
mediante la inyección "unilateral" de miles de millones de euros en el
caso de que Italia se encontrara con "señales de una crisis sistémica".
Renzi salió al paso de la situación de la banca de su país en una
intervención ante la dirección nacional del Partido Demócrata (PD, en el
Gobierno) y defendió que las medidas que su Gobierno pretende para la
banca tienen como objetivo defender a los titulares de los depósitos y
no a los banqueros.
Dijo que es "absolutamente injustificada e indecente la polémica"
sobre esta cuestión, que lleva meses asediando al partido de Renzi desde
que el año pasado aprobó ayudas a cuatro bancos en dificultades que
fueron criticadas por la oposición al ser consideradas como destinadas a
proteger más a los accionistas que a los depositantes.
Renzi incluso criticó a gobiernos precedentes y dijo que si las
medidas sobre la banca se hubieran tomado en 1998 la cuestión de la
situación de algunas entidades no sería igual.
Por otro lado la Comisión Europea (CE) confirmó hoy que mantiene
contactos con el Gobierno italiano sobre los planes de rescate de las
entidades más frágiles de su sector bancario, que Roma aspira a realizar
con una inyección de fondos públicos sin aplicar quitas a los
inversores, contraria a las reglas europeas.
Pero por su parte la agencia de calificación Fitch consideró
"difícil" una solución a la situación de algunos bancos italianos que
pase por una aportación de dinero público debido a los impedimentos que
plantean las propias normas de la Unión Europea (UE).
"La volatilidad del mercado después del referéndum en el Reino Unido
golpea con especial dureza al sector bancario italiano porque es uno de
los más débiles de Europa", estimó Fitch.
En relación con los intentos del Gobierno de Matteo Renzi de
"explorar iniciativas para fortalecer la capitalización de los bancos
mediante el empleo de fondos públicos" la agencia estima que eso destaca
"la presión sobre el sector bancario de la baja calidad de los
activos".
Por último, la agencia reconoce que ha habido en los últimos meses
"una cantidad de iniciativas legislativas sin precedentes" para ayudar a
los bancos a poner en orden sus balances y que esto demuestra que las
autoridades italianas están "comprometidas" a abordar los problemas.
"Pero estas iniciativas llegan tarde y podrían demostrarse menos efectivas de lo que el Gobierno pretende", termina Fitch.
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