martes, 16 de agosto de 2016

La Unión Europea en Río, sería nº 1 / Fernando G. Urbaneja *

Elisa di Francisca, italiana, medalla de plata de esgrima, exhibió la bandera de la Unión Europea al recoger su trofeo; un gesto que le ha otorgado foto y crónica larga en varias publicaciones. Sin duda que era noticia que una bandera que no corresponde a ninguno de los competidores registrados aparecida en la cajonera de los campeones. Noticia e irregularidad ya que el reglamento no permite banderas no autorizadas, y la de la azul estrellada de Europa no lo está. ¿Se imaginan la que se hubiera armado si la bandera hubiera sido de otra naturaleza más polémica o escandalosa?

Sin embargo el gesto de la italiana merece alguna reflexión adicional. Recientemente el general Félix Roldán, jefe de los servicios de inteligencia españoles, señalaba en público que la integración del espionaje europeo no creía que fuera posible a corto ni medio plazo. Esa sería uno de los últimos pasos en el proceso de integración europea. 

No es una buena señal, precisamente cuando la seguridad y el contraterrorismo es uno de los problemas prioritarios de Europa la resistencia a una coordinación definitiva, incluida la creación de un cuerpo de seguridad de la Unión, parece un objetivo necesario, que no debía tropezar con obstáculos insalvables. Pero ningún país quiere renunciar a sus servicios secretos, con sus zonas de sombra y arbitrariedad anejas.

La competición deportiva, ¿es tan crítico como la inteligencia y la seguridad? Nadie se ha atrevido a plantear la hipótesis de concurrir a los grandes campeonatos mundiales con la bandera europea, con un equipo nacional europeo. Parece demasiado indigesto para la emoción nacional, para los viejos conceptos y principios del sentimiento de soberanía nacional. En España, por ejemplo, la identidad de la selecciones de futbol, baloncesto, etc., que merecen calificativos como “la Roja”, “las guerreras”… es tan potente como la identidad nacional. Competir contra Francia o Alemania es mucho más motivador que hacerlo con China, india, Estados Unidos o Brasil.

Un equipo de la Unión Europea, incluso reducida a la zona de la primera velocidad de integración, la Europa del euro, sería el primero en el medallero por delante de los gigantes americanos y asiáticos. Los oros cosechados por la docena de países euro que figuran en el medallero (excluidos Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca….) son más que los de Estados Unidos; y en el total de medalla los países euro serían líderes muy destacados.

La bandera que exhibió Elisa di Francisca fue un mensaje anticipado de algo que podría ocurrir algún día, en unas futuras Olimpíadas de la próxima década. Europea está envejecida, decadente, afectada de un crecimiento mediocre y un sentimiento euroescéptico que los líderes políticos no son capaces de enterrar. No hay proyecto para la seguridad y la inteligencia europea, tampoco para competir bajo la misma bandera.


(*) Periodista y economista español


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