lunes, 15 de agosto de 2016

La Eurozona está atascada / Primo González *

Las diferencias en el crecimiento de la economía europea se agrandan con el paso de los meses. En el segundo trimestre del año, mientras algunas economías como la española o la alemana lideraban las subidas sólidas de su PIB, otras también importantes como Francia e Italia rozaban el crecimiento nulo. La dispersión de resultados indica que las políticas comunes no son suficientes o no lo suficientemente consistentes. El resultado, en todo caso, es un crecimiento económico en la Eurozona más lento del que sería deseable.

En el caso español, Europa crece apenas la mitad que nuestro país, lo que significa que hay bastantes países europeos que no están sacando el adecuado provecho de las políticas europeas. Habría que preguntarse qué están haciendo Francia y España y que no están haciendo Francia e Italia, para que existan tantas divergencias en el crecimiento económico de unas economías que conviven bajo el mismo techo aunque una primera aproximación la ofrecen las cifras de capacidad competitiva de estas dos parejas de países, reflejadas en los niveles de exportación.

Cuando se habla de políticas comunes en la zona euro hay que mencionar no sólo el cumplimiento de las directrices de la Comisión Europea y del Eurogrupo en cuestiones relacionadas con los ajustes presupuestarios o las reformas de tipo estructural que con tanta insistencia suelen pregonar los estamentos directivos de la Eurozona. Hay que mencionar también, y sobre todo en el corto plazo, el impacto de las medidas que está adoptando el Banco Central Europeo (BCE), con sus inyecciones masivas de liquidez mediante la compra de activos cuya finalidad reside en mantener los tipos de interés lo más bajos posibles. Incluso en niveles negativos, como está sucediendo en los últimos meses.

Pues bien, la política de expansión monetaria del BCE, cuyo sentido último es dotar de instrumentos financieros y monetarios más útiles a las economías de la zona euro (disponibilidad de crédito, costes más bajos de la financiación …), no resulta suficiente para impulsar el dinamismo y la actividad económicos. Sólo con el complemento de estrategias de mayor alcance es posible sacarle partido a las políticas monetarias expansivas que vienen desarrollando algunos países como Estados Unidos y Japón y a las que se ha sumado la Eurozona hace unos meses. Pero los resultados en nuestro caso, el europeo, ni están siendo contundentes a escala europea ni, sobre todo, están logrando que afecten a todos los países de forma igualmente positiva, ya que el resultado de momento se traduce en discrepancias graves en los ritmos de crecimiento entre las diferentes economías.

La constatación de esta escasa eficacia de la política de expansión monetaria que viene desarrollando el BCE tendría que servir de base para adoptar precauciones de cara a una mayor intensidad en estas estrategias monetarias, dados los pobres resultados cosechados en el último año. La Comisión Europea y el Eurogrupo deberían tomar la iniciativa para impulsar otras políticas, posiblemente más convencionales, que sean capaces de corregir los problemas de fondo que presentan algunos países europeos, especialmente Francia e Italia.


(*) Periodista y economista español


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