La deuda española ha cruzado este lunes la barrera del 1% a la baja
en el plazo de 10 años. Los bonos a este plazo son punto de referencia
principal a la hora de calibrar el atractivo de un activo público para
los inversores. Cuanto más bajo es el tipo, mayor es la demanda sobre
ese activo y ello refleja el interés y la confianza de los inversores.
Por lo tanto, el hecho de que los tipos a 10 años de la deuda
española bajen por primera vez en la historia por debajo del 1% es una
noticia bastante positiva para la financiación de la economía española,
sobre todo porque ese descenso se suele contagiar a los demás emisores
del país, es decir, a las empresas que salen al mercado en busca de
financiación. Varias empresas españolas han lanzado emisiones este año y
han cosechado tipos mucho más bajos de lo que era habitual. Ahora, con
los tipos de la deuda soberana por debajo del 1%, este impulso bajista
en el coste de la financiación para las empresas españolas bajará de
nuevo, estimulando la refinanciación de la deuda privada.
Mirando atrás, hace apenas cuatro años, en el verano del año 2012,
España estaba pagando por los bonos a diez años tipos de interés que
superaban claramente el 7%. El coste medio de la deuda pública ha ido
bajando en estos últimos años hasta situarse por debajo del 3% de media
para el conjunto de los acticos en circulación. Este descenso implica un
ahorro importante de costes financieros para el Estado.
Lo malo es que el efecto positivo de este descenso del coste
financiero de la deuda se diluye de forma considerable debido a que el
volumen de deuda en circulación es cada vez mayor. En la actualidad
supera ligeramente el 100% del PIB, cuando antes del inicio de la crisis
no llegaba el 40% del PIB. Es decir, estamos pagando una deuda que es
más del doble de la existente hace unos pocos años. De no haber sido por
la tremenda caída de los tipos de interés en estos cuatro años, el país
sencillamente no podría hacer frente a las deudas del Estado, que en
algo más de la mitad están en manos de inversores extranjeros.
El hecho de que el coste de la deuda haya bajado en uno de los plazos
más largos, el de 10 años, por debajo del 1% es un hito histórico que,
sin embargo, debería complementarse con un mayor esfuerzo en la
reducción de la deuda total. Los bajos tipos de interés están soportados
en la actualidad por la agresiva política monetaria del Banco Central
Europeo, que está inyectando dinero de forma masiva mediante la compra
de bonos de países y últimamente de empresas privadas, lo que es un
auténtico motor de abaratamiento de la financiación.
Es posible que en el corto plazo, el BCE apriete aún más su
estrategia de compra de activos y de inyección de liquidez. En realidad,
este movimiento a la baja durante los últimos días en el bono español a
10 años por debajo del 1% está en alguna medida motivado por la
probable actuación adicional del BCE comprando activos en el mercado,
tras la decisión similar adoptada por el Banco de Inglaterra hace unos
días. Una política que, sin embargo, no va a durar siempre. España
tendría que iniciar cuanto antes la bajada de la deuda, ya que si los
tipos de interés giran al alza tendríamos problemas muy serios de
financiación.
(*) Periodista y economista
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