MADRID.- La economía española presenta un perfil de crecimiento "más cíclico
que estructural", por lo que es de esperar que se "debilite", pasando de
crecer un 3,4% en el primer trimestre del año al 2% en 2017, según un
informe de Moody's sobre el sistema financiero español.
La agencia de rating admite que el crecimiento del PIB español en el
primer trimestre de 2016 es "robusto", pero indica que está impulsado
aún por vientos de cola como los bajos precios del petróleo, unas
condiciones de financiación favorables y el aumento del turismo. "Este
impulso económico podría debilitarse", señala Moody's, en tanto que
estos factores no tienen un carácter estructural y permanente.
A partir de ahí, el informe prevé también que la economía española
crezca un 2,9% en 2016, en línea con la previsión del Gobierno, y un 2%
en 2017, tres décimas menos, aunque aún por delante de la mayor parte de
las economías europeas.
Rebaja de la perspectiva de la banca española
Por otro lado, Moody's ha rebajado la perspectiva para la banca
española a 'estable' desde 'positiva' ante la presión que ejerce en la
rentabilidad de las entidades un contexto prolongado de bajos tipos de
intereses y la caída de la actividad bancaria en España.
En su informe sobre la solvencia de la banca española de cara al
próximo año y medio, la agencia de calificación rebaja su perspectiva
pese al crecimiento económico "sólido" de la economía española y su
consiguiente impacto positivo en el desapalacamiento y en la calidad de
activos del sector financiero. Sin embargo, el analista senior de
Moody's Alberto Postigo ha advertido de que la rentabilidad de las
entidades financieras españolas "cada vez más" está cuestionada por los
bajos tipos y el desendeudamiento, lo que está "erosionando" las
ganancias antes de provisiones.
Moody's prevé que el saldo de los activos inmobiliarios adjudicados,
que ha crecido de manera constante cada año desde 2009, se reducirá
levemente ante la mejora del sector inmobiliario al calor de la
recuperación de la economía. No obstante, ha avisado de que la presión
sobre el margen de intereses de los bancos, que representaron más del
50% de los beneficios de explotación en 2015, se ve agravada por la
reducción del nivel de la actividad bancaria por la menor demanda
solvente de crédito.
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