HONOLULU.- El efecto del cambio climático en el océano ya
tienen consecuencias probadas para la salud humana, según un estudio
científico presentado en el Congreso Mundial de la Naturaleza, que
apunta a un aumento de la rapidez de la propagación de enfermedades por
la subida de temperatura del agua.
El
estudio "Calentamiento oceánico: causas, alcance y consecuencias",
promovido por la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN), fue elaborado por 80 científicos de 12 países, que
han documentado los efectos que tiene el calentamiento en los
ecosistemas marinos.
Los
investigadores observaron que "la huella" del cambio climático está ya
impresa en la totalidad de los océanos del planeta, desde las zonas
polares hasta las tropicales, y causa "considerables alteraciones".
Una
alteración consiste en "un aumento de las enfermedades en las
poblaciones de flora y fauna marina", que, según Dan Laffoley, uno de
los principales autores del estudio, "no es ajeno el hombre".
Laffoley
explicó que "los agentes patógenos se propagan más fácilmente por el
incremento de temperatura del agua, incluidas las bacterias que causan
el cólera".
Al
mismo tiempo, se produce un aumento en la floración de algas nocivas
para la salud, causantes de enfermedades como la ciguatera, una
intoxicación alimentaria causada por la ingesta de pescado que se
alimenta de algas y organismos de los arrecifes de zonas tropicales y
subgtropicales, que generan un tóxico llamado ciguatoxina.
Los
científicos advirtieron de que la mala salud del océano causada por los
gases de efecto invernadero que el hombre emite a la atmósfera daña
notablemente la biodiversidad marina, y causa la pérdida de áreas de
reproducción de tortugas o aves marinas.
Además,
documentaron cómo poblaciones al completo de especies (plancton,
medusas, tortugas o aves marinas) se han desplazado hasta 10 grados de
latitud hacia los polos en busca de aguas más frías.
"Nos
hemos quedado atónitos ante la magnitud de los efectos del cambio
climático en los ecosistemas marinos", afirmó Laffoley, que ejerce
también la Vicepresidencia de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de
la UICN.
Estas alteraciones amenazan la "despensa" pesquera mundial, especialmente en las zonas tropicales del planeta.
En
el este de África y el océano Índico occidental, por ejemplo,el
calentamiento oceánico ha reducido la abundancia de algunas especies
pesqueras al haber desaparecido parte de los arrecifes de coral de los
que dependen para su cobijo y alimentación.
Y
en el sudeste asiático, los investigadores calculan que, si la emisión
de gases de efecto invernadero continúa al ritmo actual, las reservas
pesqueras podrían disminuir entre un 10% y un 30% en 2050 con respecto
al periodo 1970-2000.
El
calentamiento del océano también influye en el clima: el número de
fuertes huracanes aumenta a un ritmo de entre un 25 y un 30 % por grado
de incremento de temperatura mundial (aunque la media ha sido de un
grado en el último siglo, en algunos sitios ha llegado a subir más de
tres).
Se
ha registrado un incremento de las precipitaciones en las latitudes
medias y las zonas monzónicas, al tiempo que ha llovido menos en algunas
regiones subtropicales.
Estos
cambios tienen consecuencias en el rendimiento de cosechas en
importantes regiones productoras de alimentos, como Norteamérica o la
India.
Los
investigadores advirtieron, no obstante, de que no todo está perdido:
"Hay cantidad de medidas que países, organismos internacionales y
comunidades locales pueden desarrollar para hacer más fuertes los
océanos frente a esta amenaza", subrayó Inger Andersen, directora de la
UICN.
Entre
ellas: declarar más áreas marinas protegidas y ampliar las existentes,
establecer protección jurídica en alta mar, potenciar el conocimiento
científico y, principalmente, reducir "de forma rápida y sustantiva" las
emisiones de gases de efecto invernadero.
La
conservación de los océanos es uno de los ejes centrales del Congreso
de la UICN, en cuya asamblea se votarán dos mociones relativas a la
protección de aguas de alta mar y la creación de áreas protegidas en la
Antártida, entre otras.
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