EVIAN.- El presidente francés, François Hollande, y la canciller alemana, Angela
Merkel, se reúnen este viernes en Evian para discutir sus divergencias
sobre la negociación del acuerdo de libre comercio entre la UE y Estados
Unidos (TTIP) y preparar propuestas para la Unión después del 'Brexit'.
La entrevista entre Hollande y Merkel en esta ciudad francesa al pie de los Alpes se produce al término de una semana que marca una inflexión en el polémico proceso negociador entre los dos grandes bloques económicos mundiales.
Sobre todo desde que el martes pasado Francia anunciara que va a pedir a sus socios europeos este mismo mes que se ponga fin a esas discusiones transatlánticas porque, según Hollande, están desequilibradas en favor de Estados Unidos y no hay tiempo para reconducirlas antes de que termine el mandato de Barack Obama a finales de año.
Dos días antes, el vicecanciller alemán, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, había dado “de facto por fracasado” el proceso de negociación UE-EEUU.
Sin embargo, en respuesta a su socio de Gobierno, Merkel hizo saber
que todavía veía posible continuar con las conversaciones, aun
admitiendo la “diferencia de opiniones” entre europeos y estadounidenses
en asuntos como la protección del medio ambiente y los derechos del
consumidor.
La Comisión Europea, que es quien negocia en nombre
de todos los países de la UE, ha insistido pese a las diferencias en que
tiene intención de seguir y, en este sentido, el responsable de Asuntos
Económicos, Pierre Moscovici, dijo este viernes en
París que no le parece pertinente suspender el proceso e hizo un
llamamiento para que no se utilice esta cuestión para hacer “demagogia”.
Se espera que el presidente francés y la canciller alemana también
progresen en perfilar las propuestas que van a someter a sus socios
comunitarios de cara a la cumbre de Bratislava del día 16, convocada para relanzar la UE tras la decisión de los británicos de dejar de ser uno de los Estados miembros.
Entre esas propuestas, Hollande expuso el pasado martes su idea de
crear un fondo europeo para la seguridad y la defensa, cuya financiación
estaría en función de la riqueza de cada país, y que se dedicaría a
misiones militares o de protección -por ejemplo frente a la amenaza
terrorista- que se consideren de interés europeo.
Otra de los prioridades es garantizar la preservación del espacio Schengen,
que se ha visto cuestionado sobre todo con la crisis de refugiados, y
eso con mayor supervisión de las fronteras exteriores -con un “control
sistemático de cada entrada y de cada salida”, en palabras de Hollande-.
Francia pretende hacer avanzar otras de sus iniciativas, como
duplicar el monto de las inversiones del plan Juncker, una armonización
fiscal y social en la zona euro o “dar una esperanza a la juventud”, por
ejemplo ampliando los programas de intercambio como el Erasmus, que
está dirigido a los universitarios.
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