PEKÍN.- Los líderes del G20 buscarán un plan para estimular la economía global y
olvidar definitivamente el fantasma de la crisis financiera en la
cumbre que acogerá la ciudad china de Hangzhou los días 4 y 5 de
septiembre.
El país anfitrión, China, quiere que la economía, más que
los conflictos diplomáticos o territoriales, domine la agenda de la
cumbre y así lo ha plasmado en el lema del encuentro: "Hacia una
economía mundial innovadora, vigorosa, interconectada e inclusiva".
La posible subida de tipos de interés en Estados Unidos, los efectos del “Brexit” y las tensiones comerciales entre China y los países occidentales centrarán la parte económica de esta cita, a la que tienen previsto asistir los principales líderes mundiales.
Las autoridades del gigante asiático confían en dejar su huella en la mayor reunión internacional de la historia del país con lo que podría llamarse un “Plan Hangzhou”, un conjunto de medidas que dé solución a los mayores retos económicos globales.
Los objetivos del Grupo de los 20 ya quedaron establecidos en la cumbre de Brisbane (Australia) de 2014, cuando las principales economías desarrolladas y emergentes del planeta se propusieron aumentar en un 2 % su crecimiento del PIB para 2018.
Esa meta, planteada con la idea de dejar atrás la crisis de 2008, se ha visto amenazada por el “Brexit”, la volatilidad de los mercados financieros, la caída de los precios de las materias primas y la ralentización económica de China y otros países emergentes.
Ante ese incierto escenario, el Gobierno chino planea poner sobre la
mesa un gran acuerdo, fruto del trabajo de los encuentros preparatorios a
la cumbre de Hangzhou, con el que busca corregir el rumbo.
“Hemos confirmado nueve áreas prioritarias y 48 principios rectores
para reformas estructurales del G-20 a lo largo de las reuniones
financieras de este año, que serán importantes para conseguir el
objetivo del PIB fijado en Brisbane”, afirmó la semana pasada el
ministro de Finanzas chino, Lou Jiewi.
En las dos reuniones de ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del grupo de este año, en Shanghái y Chengdu, el G-20 se comprometió a usar “todas las herramientas” monetarias, fiscales y estructurales para impulsar el crecimiento mundial.
Los líderes del G20 tendrán ocasión en Hangzhou de concretar ese
compromiso con medidas para fortalecer el crecimiento económico mundial
ante los posibles impactos del “Brexit” o la subida de tipos de interés
en EEUU a la que abrió la puerta la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, la semana pasada.
También se espera que los máximos responsables del Grupo de los 20 discutan sobre comercio e inversión, en un momento de creciente tensión en estas materias y en el que se cuestionan los tratados multilaterales.
El veto de Australia a la compra por parte de empresas chinas de la eléctrica Ausgrid y el aplazamiento de la construcción de una central nuclear con inversión china en el Reino Unido han provocado malestar en Pekín, pero gobiernos y empresas occidentales también se quejan de las importantes restricciones que mantiene el régimen comunista. “Aunque
hay algunas voces que van en contra de la globalización, los ministros
de Finanzas y gobernadores de bancos centrales han llegado a un consenso
sobre cooperación global”, afirmó el ministro chino de Finanzas.
Ocho años después de la quiebra de Lehman Brothers,
el G-20, que agrupa a dos tercios de la población mundial, el 85 % del
PIB y el 80 % del comercio transfronterizo, todavía busca respuestas a
los problemas de una economía global marcada por la crisis.
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