BRUSELAS.- La firma del acuerdo comercial entre la UE y Canadá
(CETA) está cada vez más cerca, después de que los diferentes
parlamentos belgas empezaran a levantar su veto este viernes a este
espacio de libre comercio de unos 550 millones de habitantes,
considerado por muchos como la antesala del TTIP.
Tras
varias jornadas de maratónicas negociaciones, que concluyeron el jueves
en una declaración conjunta del gobierno federal belga y de sus
ejecutivos regionales, el parlamento regional valón reunido en Namur
abrió el camino, por 58 votos a favor y 5 en contra, al 'sí' de las
últimas entidades belgas.
El visto bueno de esta
región de unos 3,6 millones de habitantes estaba casi asegurado después
que el jefe de gobierno valón y cara visible del bloqueo al acuerdo,
Paul Magnette, defendiera el acuerdo negociado arduamente con sus
homólogos belgas, que vuelve el tratado comercial, a su juicio, "más
justo" y con "más garantías".
La UE se vio obligada a anular el jueves la cumbre
prevista en Bruselas, con la presencia del primer ministro canadiense
Justin Trudeau, para la firma de este acuerdo comercial, ya que no
contaba con la necesaria aprobación de todos los países del bloque, en
concreto del de Bélgica.
El veto de los gobiernos
regionales belgas de Valonia y de Bruselas Capital, así como el de la
comunidad lingüística francófona, impedían al primer ministro belga, el
liberal Charles Michel, comunicar a la UE el necesario visto bueno del
reino.
Después del 'sí' valón y del de la región
capitalina, así como del visto bueno previsto en la noche de los
francófonos, Michel tendrá vía libre para dar su aprobación a la firma
antes de la medianoche, como llevan haciéndolo oficialmente a lo largo
del día el resto de capitales europeas, que ya expresaron la víspera su
voluntad de rubricar el tratado.
La
cumbre para la firma oficial vuelve a estar así encima de la mesa y,
del lado europeo, "tienen todo previsto para celebrarla desde esta misma
medianoche" si es necesario, como indicaron fuentes europeas.
La
última palabra la tiene no obstante el presidente del Consejo Europeo,
Donald Tusk, y el primer ministro canadiense, quienes hablarán por
teléfono una vez el proceso de aprobaciones en Europa termine.
"Esperamos ir a Bruselas pronto, si nos dicen este fin de semana, iremos este fin de semana", aseguró un portavoz de Trudeau.
La
firma del acuerdo entre la UE y Canadá, negociado durante siete años
entre Bruselas y Ottawa, implicaría su entrada en vigor provisional y
parcial, pero daría paso a un nuevo proceso complejo de ratificación por
todos los países del bloque, que podría llevar años.
En
la declaración adoptada el jueves por todas las entidades del reino de
Bélgica para desbloquear la situación, varios de los parlamentos belgas
ya advirtieron que no piensan ratificarlo si se mantiene el sistema de
resolución de litigios entre multinacionales y Estados previsto
actualmente.
Y ello, pese a que los belgas obtuvieron
garantías del ejecutivo europeo y del Consejo de que los jueces de este
tribunal de arbitraje, que entraría en vigor tras el proceso de
ratificación, estarían nombrados por los Estados para evitar que
procedan de los "ambientes de negocios", explicó Magnette.
Los
europeos temían que la imposibilidad de firmar el CETA pasara factura a
su credibilidad en las escena internacional. Pero, pese a haberlo
conseguido a falta de un solo parlamento regional, este último episodio
de presiones, ultimátums velados y negociaciones maratónicas ha sacado a
relucir varias de sus limitaciones.
El diario belga
Le Soir apuntaba una de ellas este viernes en portada. "La Comisión
haría bien en recordar que las instituciones democráticas de los países
del Viejo Continente conservan una legitimidad real (...) El interés
general no puede ser una máquina que aplaste la democracia y la
ciudadanía", rezaba su editorial.
Otros diarios
europeos recomendaban a la UE revisar sus complejos procedimientos de
adopción de acuerdos, máxime cuando se aproximan las negociaciones sobre
la marcha de Reino Unido del bloque y cuando están en curso las
conversaciones sobre el acuerdo comercial con Estados Unidos, el TTIP.
Los
opositores al CETA lo consideran como el 'caballo de Troya' del
controvertido acuerdo con Estados Unidos, mucho más ambicioso. "Ya
podemos sacar una lección: con el CETA mejorado, el TTIP está muerto y
enterrado", advirtió Magnette ante sus parlamentarios.
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