PEKÍN.- El crecimiento de la
economía china se mantuvo estable en el tercer trimestre, según la cifra
oficial publicada este miércoles por las autoridades, un tenue respiro
debido al mercado inmobiliario y a un inquietante aumento del
endeudamiento.
El Producto Interno Bruto (PIB) chino
registró una expansión de 6,7% interanual para el período de julio a
septiembre, el mismo porcentaje registrado en el primer y segundo
trimestres, anunció la Oficina Nacional de Estadísticas (BNS).
Esta
cifra oficial, cuya fiabilidad es a menudo cuestionada, es levemente
superior a la previsión de un panel de analistas, que
pronosticaba una expansión de 6,6%.
China parece en
condiciones de alcanzar el objetivo de un crecimiento anual de entre
6,5% y 7%, pero al precio de un exceso de créditos baratos que pueden
debilitar el sistema financiero.
"La cifra corresponde
tanto a lo esperado que hubiera podido escribir una reacción desde
ayer", ironizó Michael Every, analista de Rabobank, aludiendo a las
supuestas manipulaciones de las estadísticas.
"Es increíble lo que se logra con una burbuja inmobiliaria y una subida loca del endeudamiento", dijo.
Esta
resistencia del PIB "puede explicarse por un crecimiento más fuerte en
los servicios inmobiliarios" pero "los servicios financieros también han
sido probablemente fortalecidos con relación al año pasado", dijo por
su lado Capital Economics.
De hecho, la espectacular
recuperación del mercado inmobiliario, con alzas de hasta 40% el metro
cuadrado en los edificios nuevos, cumplió un papel clave. El sector
inmobiliario y la construcción representan alrededor del 15% del PIB
chino y en los últimos meses contribuyeron al rebote de la actividad
manufacturera.
Sin embargo, eso no fue suficiente para
recuperar la producción industrial en su conjunto. En septiembre aumentó
un 6,1% anual, menos de lo esperado.
La industria sigue
penalizada por una demanda exterior morosa -las exportaciones cayeron un
10% el mes pasado- y la superproducción.
Las acerías chinas aumentaron su oferta en un 3,9% en un año, lo que irrita a la siderurgia occidental.
Las ventas minoristas, barómetro del consumo de los hogares, subieron 10,7% en septiembre, gracias a los préstamos bancarios.
Sin
embargo, las palancas inmobiliaria y crediticia no van a durar mucho
tiempo "porque las autoridades comienzan a restringir" las facilidades
de compras de vivienda y "a frenar la expansión del crédito", dijo
Claire Huang, de la Societé Générale.
La desaceleración ineluctabe de la economía china será "más evidente en el cuarto trimestre y el próximo año", sostuvo Huang.
La
política de reactivación a través del endeudamiento implantada en 2014
puede descarrilar. La deuda pública y privada china rondan el 250% del
PIB, lo que hace temer una crisis financiera que inquieta al Fondo
Monetario Internacional (FMI).
"La economía nacional
progresó de manera robusta, la calidad (del crecimiento) mejoró, y el
desempeño general fue mejor de lo esperado", dijo por su parte la
oficina de estadísticas en un comunicado.
Sin embargo,
añadió, "hay que ser conscientes de que el desarrollo económico (de
China) continúa en un proceso delicado de transformación".
"Los
viejos motores del crecimiento van a ser reemplazados por nuevos. Una
gran cantidad de factores están marcados por la inestabilidad y la
incertidumbre, las bases de un crecimiento económico continuo no son lo
suficientemente sólidas", observó el instituto.
El
gigante asiático se esfuerza por reequilibrar su modelo económico
reduciendo las colosales sobrecapacidades que lastran la industria,
eliminando las empresas públicas fuertemente endeudadas, e incentivando
el consumo interno y el sector de los servicios.
La
transición tiene un costo: el crecimiento chino cayó en 2015 a su más
bajo nivel en un cuarto de siglo (6,9%) y podría caer en 2016 a 6,6%,
según el panel de 19 analistas. Pekín apunta a un
crecimiento este año de entre 6,5% y 7%.
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