PEKÍN.- El yuan cayó este martes a un mínimo en ocho
años ante un dólar fortalecido por la victoria de Donald Trump en
Estados Unidos, una presión que complica los esfuerzos de las
autoridades chinas para estabilizar e internacionalizar su divisa.
El
banco central chino (PBOC) fijó el martes un cambio de 6,8495 yuanes
por dólar, un 0,30% menos que el día anterior y la tasa más baja desde
septiembre de 2008.
China
gestiona el tipo de cambio de su moneda con una tasa de referencia
fijada por el PBOC y cuyo valor puede fluctuar un máximo de un 2%.
Tras la decisión, el yuan cayó, como en los
últimos días, y en los intercambios internos terminó la jornada en
6,8530 yuanes por un dólar (-0,18%).
La caída
de la moneda china, oficialmente conocida como renminbi, se explica por
el rebote del dólar tras la victoria de Donald Trump en las elecciones
presidenciales en Estados Unidos. "Por el momento el dólar es el
protagonista", dijo Michael Every, un analista de Rabobank.
La
elección de Trump podría hacer bajar todavía más el yuan. Los
inversores confían no sólo en un aumento de las tasas de la Reserva
Federal (Fed) sino también que el nuevo presidente estimule el gasto
público, generador de inflación y de aumento de tasas de interés.
"El
yuan podría caer mucho más si el presidente Trump se pone en marcha
planes masivos de estímulo y medidas proteccionistas", augura Michael
Every, que prevé que podría caer hasta 7 yuanes por dólar.
El
banco central chino tiene que hacer frente a la vez a una débil
recuperación de la economía china, a la liberalización progresiva de su
mercado financiero y a sus propios intentos de estabilizar el yuan para
fomentar su uso internacional.
Desde la
devaluación del 5% en 2015 aprobada por el gobierno, la moneda china
sigue bajo presión por las enormes fugas de capital.
"Muchos
capitales pueden todavía salir de China a través del reembolso de
deudas en dólares o de compras de activos" en el extranjero", indica
Dariusz Kowalczyk, un economista de Crédit Agricole.
Por
el momento "el volumen de intercambio de yuanes se mantiene a un nivel
muy elevado, lo que suele coincidir con el aumento de las salidas de
capitales", explica Jason Daw, de Société Générale.
Para
evitarlo, las autoridades de Pekín podrían endurecer todavía más los
movimientos de capitales, en contradicción con su voluntad declarada de
abrir su mercado financiero.
Aunque un yuan
débil podría dar un impulso a las exportaciones chinas, un motor crucial
para la economía, también podría tener consecuencias devastadoras.
"Una depreciación fuerte del renminbi aumentaría las fugas de capitales e intensificaría la presión sobre las
reservas cambiarias" que el banco central utiliza para comprar yuanes y
apoyar así su propia moneda, explica Liao Qun, economista de
Citic Bank.
En septiembre el yuan entró a
formar parte de la unidad de cuenta del Fondo Monetario Internacional,
una etapa clave para su internacionalización. "Pero si el mercado pierde
confianza en la divisa, todo el proceso podría descarrilar", advierte
Liao Qun.
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