viernes, 25 de noviembre de 2016

Trump arma su gabinete con exmilitares y figuras conservadoras

WASHINGTON.- Con una mezcla de misterio y sensacionalismo, el presidente electo estadounidense, Donald Trump, devela lentamente los nombres de los candidatos a integrar su gabinete, mientras cumple a su manera los requisitos de la llamada transición. 

El multimillonario se reunió en días recientes con decenas de colaboradores, mientras es acusado de eludir actividades del plan de relevo, como el hecho de no acudir a varias sesiones con los servicios de inteligencia destinadas a darle informes que necesitará como jefe de la Casa Blanca.

Trump incluso negocia con políticos que lo criticaron severamente durante la campaña, como Mitt Romney, excandidato republicano en 2012, cuando resultó reelecto el presidente Barack Obama.

De acuerdo con el diario The Wall Street Journal, Romney sería el secretario de Estado a partir del 20 de enero próximo, posibilidad criticada por seguidores de Trump en el 'Grand Old Party' (GOP).

Entre las personalidades designadas o que se especula serán nombradas abundan los personajes de línea dura, entre ellos varios congresistas republicanos.

La nominación del senador Jeff Sessions como Fiscal General generó polémica, debido a los antecedentes de este legislador, a quien se acusa de tener posiciones racistas y xenófobas.

Otro tanto ocurre con Kris Kobach, probable secretario del Departamento de Seguridad Interior (DHS), conocido por su hostilidad hacia los indocumentados, y paladín de políticas racistas y reaccionarias.

Para secretario de Comercio Trump tiene en la mira al multimillonario Wilbur Ross, quien lo ayudó a conformar la agenda económica de su campaña y lo secundó en la idea de renegociar o retirar a Estados Unidos de importantes tratados comerciales.

Entre otros futuros integrantes de su equipo, pendientes de ser confirmados por el Senado, está el general retirado Mike Flynn como asesor de Seguridad Nacional; Mike Pompeo para director de la CIA y Reince Priebus como jefe de gabinete de la Casa Blanca.

La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, tiene muy poca experiencia internacional, pero igual fue nominada embajadora ante Naciones Unidas, al igual que Betsy DeVos para la secretaría de Educación, mientras el neurocirujano y aspirante a la candidatura presidencial republicana Ben Carson podría encabezar el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano.

En lo que algunos llaman trumpsición, calificada de circo político por el diario The New York Times en un editorial, ya fue señalado el ultraderechista Steve Bannon como estratega jefe en la mansión ejecutiva.

Para la secretaría de Defensa se barajan los nombres del general retirado Stanley McChrystal, exjefe de las tropas en Afganistán; y James N. Mattis, exgeneral de la Infantería de Marina, apoyado por el senador John McCain, presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara alta.

Al mismo tiempo, el exdirector de la CIA y exgeneral David Petraeus, quien también lideró las fuerzas militares en suelo afgano, compite con Romney para encabezar la diplomacia norteamericana.

El almirante Michael S. Rogers, titular de la Agencia de Seguridad Nacional, es el único oficial aún activo en la lista de favoritos de Trump, como posible Director Nacional de Inteligencia.

Pero el nombramiento de tantos exgenerales para altos cargos gubernamentales, una concentración sin precedentes en la historia de Estados Unidos, es visto por algunos como una evidencia de que la nueva Administración priorizaría el poderío bélico para imponer sus intereses en ultramar.

Otros señalan que no fueron únicamente los uniformados quienes estimularon la entrada de Washington en conflictos internacionales y, en tal sentido, mencionan el papel de la candidata demócrata, Hillary Clinton, en la intervención en Libia (2011) y sus posiciones guerreristas respecto a Siria.

Sin embargo, la principal preocupación del norteamericano promedio no parece ser el rumbo de la política exterior en los próximos cuatro años, sino el impacto del nuevo gabinete a nivel doméstico con la designación de figuras conservadoras como Sessions, Bannon y Kobach, entre otros.

Según especialistas, ellos pudieran echar atrás el poco avance logrado en las pasadas décadas en la lucha contra la discriminación y la desigualdad social en la nación norteña, temas en los cuales, según el propio Obama, queda aún mucho por hacer.

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