LONDRES.- El Banco de
Inglaterra advirtió hoy de que la estabilidad financiera del Reino
Unido depende de una salida clara y ordenada de la Unión Europea (UE),
al tiempo que reveló que el seminacionalizado Royal Bank of Scotland
(RBS) ha suspendido sus pruebas de resistencia a la banca.
El banco central, dirigido por el canadiense Mark Carney,
presentó su informe periódico sobre estabilidad financiera, así como los
resultados de sus terceros test anuales al sector bancario, que solo ha
fallado RBS -rescatado en 2008 y aún participado en un 73 % por el
Estado-, si bien Barclays y Standard Chartered los han superado por
poco.
Han aprobado con holgura las pruebas, que cubren un periodo
de cinco años y plantean un escenario adverso hipotético de una crisis
severa global y en territorio británico, HSBC, Lloyds Banking Group,
Nationwide y Santander UK, subsidiaria británica del español Grupo
Santander.
En conjunto, el sector bancario del Reino Unido arroja un
Tier 1 medio (ratio de capital de calidad frente a activos de riesgo)
del 13,5 %, lo que significa, dijo Carney, que "está bien posicionado
para facilitar crédito a los hogares y a las empresas durante periodos
de mucho estrés".
RBS, cuyas acciones bursátiles cayeron hoy más de un 3 %, se
ha comprometido a encontrar 2.000 millones de libras (2.200 millones de
euros) de capital adicional para mejorar su fortaleza financiera, lo
que ha dicho que hará mediante la venta de activos y la reducción de
costes.
Barclays y Standard Chartered ya habían puesto en marcha
planes de capitalización, que el Banco de Inglaterra ha considerado
suficientes para cumplir sus requisitos de solvencia.
Las pruebas de estrés de 2016 contemplaban una caída del 2 %
del producto interior bruto (PIB) global, una recesión en China del
-0,5 %, retrocesos del 3 % en el PIB de Estados Unidos y la zona euro,
un descenso del PIB británico del 4,3 %, un desempleo nacional del 9,5
%, un desplome de los precios de la vivienda del 31 % y una caída del
precio del petróleo hasta los 20 dólares.
El banco central publicó además su informe de estabilidad
financiera, en el que subraya que las perspectivas para el país "siguen
siendo difíciles" y los riesgos "elevados" tras el voto favorable al
"brexit" en el referéndum del 23 de junio.
"Llevará tiempo clarificar la nueva relación del Reino Unido
con la UE y el resto del mundo, así como para que la economía se adapte
a estos cambios", afirmó Carney.
"El orden de ese ajuste influirá en el riesgo para la estabilidad financiera", dijo.
El informe destaca los riesgos específicos para el sector
financiero, que se vería perjudicado si, como resultado de la nueva
relación con la UE, se le exigen muchos cambios operativos "en poco
tiempo", y avisa de que ello podría mermar "los servicios ofrecidos a la
economía real europea", lo que a su vez repercutiría en la economía
británica.
Con todo, el Banco de Inglaterra, que tras el referéndum
bajó los tipos de interés al mínimo histórico del 0,25 % y amplió su
programa de expansión cuantitativa, considera que la economía del Reino
Unido ha resistido de momento bien el impacto de la votación.
El PIB, que se prevé que alcance un 2,1 % este año, ha
seguido creciendo a pesar de la caída de un 18 % de la libra y el
descenso de la inversión y de los precios de la propiedad comercial.
No obstante, el banco reconoce que la inversión extranjera
es clave para poder financiar el abultado déficit de cuenta corriente
del Estado británico, que se sitúa en torno al 5,9 % del PIB y se
calcula que seguirá aumentando en los próximos años como consecuencia
del "brexit".
Otros riesgos para la economía del país, basada en la
demanda, son el aumento de la deuda de los hogares, la incertidumbre en
el mercado inmobiliario y la fragilidad de los mercados financieros,
señala el informe.
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