PARÍS.- Los gigantes del oro negro están volviéndose lentamente ecologistas,
invirtiendo en un sector de energías renovables que crece rápidamente, y
que les permite diversificar sus activos en un escenario energético de
grandes cambios.
"No es una tendencia simplemente coyuntural" relacionada con la
debilidad del precio del crudo, asegura Francis Perrin, presidente de
Estrategias y Políticas Energéticas.
"Es algo más profundo: es la adaptación de algunos grandes actores
del sector petrolero a cambios energéticos y económicos dramáticos"
precisa este experto.
La francesa Total se presenta como un buen alumno en la materia.
Mediante su filial Sunpower fabrica paneles fotovoltaicos y en Estados
Unidos está entrando en el sector de la energía eólica.
La italiana ENI invertirá 1.000 millones de euros a lo largo de tres
años en proyectos salarios de investigación y desarrollo, mientras que
Shell, BP y Statoil apuestan más bien por la energía eólica.
El estadounidense ExxonMobil es la oveja negra del grupo, mientras
que su compatriota Chevron se aleja ahora de la energía geotérmica y
apuesta por los biocarburantes.
"La prioridad para las compañías petroleras es la creación de valor",
ante la escasa rentabilidad del oro negro. Para ello se están
desendeudando, cediendo activos no estratégicos, y buscando la
diversificación, explica Jérôme Sabathier, jefe del departamento de
economía de IFP Energies nouvelles.
Estas tendencias arrancaron "antes de la caída de los precios en el verano de 2014 y continuarán si los precios se recuperan".
A su juicio, las grandes petroleras quieren subirse al carro de esos
desarrollos energéticos para prepararse para el futuro, en lugar de
dejarlo pasar.
"Si no lo hacemos hoy, quizás lo lamentaremos mañana", admitió
recientemente el presidente de Total, Patrick Pouyanné, cuyo grupo
destina cada año 500 millones de dólares a las energía renovables.
Los accionistas, entre los cuales los grandes fondos de inversión,
vigilan también de cerca los movimientos en el sector, ante los riesgos
financieros potenciales del Acuerdo de París, que exige al mundo limitar
el calentamiento global a un máximo de 2º C.
En el fondo, los intereses ecológicos y económicos convergen:
"algunos mecanismos de financiación y subvenciones en torno a esas
energías renovables consiguen atraer a las compañías" destaca Jérôme
Sabathier, de IFPEN.
"Lo que es durable son los beneficios. Una empresa durable no se
desarrollará simplemente por ser ecologista. Crecerá si es rentable"
destacó el presidente de Total durante un debate energético.
Si esas decisiones estratégicas contribuyen a mejorar la imagen, mejor, resume Francis Perrin.
Las petroleras no renunciarán sin embargo a su mayor fuente de
ingresos: los hidrocarburos fósiles aun tienen mucho futuro por delante,
en particular en el sector transportes.
Los montos dedicados a la inversión alternativa "son muy pequeños
(menos del 3%)" explica un estudio del gabinete de estudios Sia
Partners.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el consumo petrolero y de gas aumentará hasta 2040.
El gas aumentará su porcentaje en la matriz energética, entre otras cosas porque puede sustituir al contaminante carbón.
Diez empresas del sector energético, reunidas en el seno de la OGCI
(Oil and Gas Climate Initiative), aseguraron su compromiso recientemente
con el sector de tecnologías de baja emisión de gases con efecto
invernadero.
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