PARÍS.-A pesar de su eslogan "America First", la
promesa de Donald Trump de invertir masivamente en infraestructuras
podría servir de estímulo para la economía mundial, a condición de que
deje de lado sus medidas más proteccionistas, según los analistas. El plan, evaluado en 550.000 millones de dólares, "podría ser positivo (...)
si se aplica con juicio", afirmó Beth Ann Bovino, economista jefe para
Estados Unidos de la agencia de calificación financiera S&P, en un
reciente encuentro con la prensa en París.
Durante la campaña electoral, muchos economistas criticaron el plan,
que podría suponer una explosión de la deuda pública estadounidense
hasta el 120% o el 130% del PIB.
Pero ahora incluso el FMI ve con buenos ojos esta inversión colosal
que podría estimular la economía mundial, todavía muy debilitada.
"Todo el dinero que se invierta en las infraestructuras
estadounidenses, que lo necesitan urgentemente, será bienvenido",
asegura Ludovic Subran, jefe economista de Euler Hermes, un
especialista de seguros de crédito, que espera un impacto "positivo"
para el crecimiento a nivel global.
Si Donald Trump aplica este plan en enero, cuando asuma el cargo, "la
inflación se extenderá por todo el mundo", según Laurent Geronimi,
director de gestión de tasas de interés del banco privado Swiss Life.
Un efecto que agradecería el Banco Central Europeo (BCE) que intenta
en vano luchar contra el estancamiento de precios en la zona euro.
Para los países emergentes, que en los últimos años han sufrido de la
caída de las materias primas, el plan de Trump podría dar valor al
dólar y repercutir positivamente en sus economías.
"Si la divisa estadounidense gana valor, es positivo para nosotros
porque somos exportadores de petróleo y de materias primas y se venden
en dólares. Cuando el dolar sube, ganamos un poco más" resume Lucas
Abaga Nchama, el gobernador del Banco de los Estados de África Central
(BEAC).
Pero junto al anuncio de su plan en infraestructuras, Donald Trump ha
anunciado toda una serie de medidas proteccionistas que, si finalmente
se aplican, serían muchos menos positivas para el crecimiento, según los
analistas.
Es el caso del anuncio de Trump del lunes de retirar lo antes posible
a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico (TPP), un ambicioso proyecto
de tratado de libre comercio que abarca el 40% de la economía mundial y
llevaba años negociándose.
Queda por saber si el nuevo presidente irá todavía más lejos y
aplicará, como dijo durante la campaña, aumentos arancelarios a los
productos chinos o exigirá renegociar el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN) que incluye a Estados Unidos, Canadá y México.
"El comercio es una de las incógnitas que seguimos de cerca", explica
Beth Ann Bovino, que teme una especie de "ojo por ojo, diente por
diente en el que todos pierden".
"Pero todavía no estamos en esta fase", reconoce la economista de
S&P, que advierte que si Estados Unidos opta por el aislacionismo
"es justo" que haya una respuesta de sus socios comerciales.
Por su parte Ludovic Subran, de Euler Hermes, advierte que, incluso
antes de esa posible guerra comercial, la combinación de un plan de
inversión en infraestructuras y de medidas proteccionistas podría tener
grandes consecuencias.
El plan provocaría inflación y el proteccionismo aumentaría el precio
de los productos importados. Y esa inflación provocaría a su vez un
aumento mucho más brutal de lo previsto de los tipos de interés del
Banco central estadounidense (Fed).
Las consecuencias serían entonces nefastas a nivel global, en
particular para los países emergentes, que verían aumentar su fugas de
capitales, caer sus divisas y acrecentar el peso su deuda, que se
negocia en dólares.
Por todo ello, según el economista Olivier Blanchard, del Peterson
Institute for International Economics (PIIE), la recesión o la expansión
de la economía mundial "dependerá del equilibrio entre las medidas
macroeconómicas y comerciales" que tome finalmente Trump.
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