MOSCÚ.- Con una producción a
niveles récord y las arcas del estado vacías, Rusia tiene poco que
perder y mucho que ganar si finalmente decide congelar su producción de
petróleo. Antes de la reunión de la Organización de
Países Exportadores de Petróleo (OPEP), prevista el 30 de noviembre en
Viena, Rusia, que no es miembro del cartel, es favorable a a un acuerdo
de la organización tras el fracaso de las negociaciones de Doha a
principios de año.
El país, junto a Arabia Saudí y
Estados Unidos, es uno de los principales productores del mundo y ha
pagado caro la caída de precios, con dos años de recesión, agravada por
las sanciones occidentales por la crisis en Ucrania.
Si
la OPEP se plantea reducir las cuotas de producción de sus miembros,
Rusia propone, como recordó el domingo el presidente Vladimir Putin,
"congelar la producción a su nivel actual". "Para nosotros, no supone
ningún esfuerzo", aseguró.
Y es cierto que la producción
del país no ha dejado de aumentar en los últimos meses y ya supera los
11 millones de barriles al día, un nivel inédito desde la caída de la
URSS.
El potencial para aumentar la producción es
"limitado", asegura Emily Stromquist, una experta de Eurasia Group, por
lo que congelar la producción necesita muy pocos esfuerzos por parte de
la petroleras rusas.
"No se puede comparar con los
beneficios [para Rusia] de un acuerdo [de la OPEP], incluso si fuera
vago, que haría subir los precios" del petróleo, asegura.
La
oferta rusa de petróleo ha aumentado un 50% desde el año 2000, gracias a
la puesta en marcha de varios yacimientos de la época soviética.
Desde
entonces, Rusia ha mantenido su producción con nuevos métodos de
perforación que han permitido alargar la vida de algunos yacimientos,
sobre todo en Siberia, y lanzando nuevos proyectos de explotación.
La caída del rublo de finales de 2014 compensa en parte el efecto de la caída del petróleo.
Gracias
a ello, los grupos rusos han podido conservar ingresos importantes y
continúan perforando a pesar de las sanciones occidentales, que limitan
las transferencias de tecnología.
Las negociaciones en
Rusia y Arabia Saudí sobre la producción "han alentado a las compañías a
perforar y producir más para, en caso de congelación, estar al nivel
más alto de producción y no afectar ni a las empresas ni al presupuesto
ruso", explica Valéri Nesterov, una analista del banco Sberbank CIB.
En
los años buenos, los hidrocarburos representan la mitad de los ingresos
de Rusia. La reciente caída de los precios ha obligado al gobierno a
limitar el gasto y el déficit ya alcanza el 4% del PIB este año.
El
presupuesto para 2017, que están debatiendo los diputados, prevé nuevos
recortes en gasto que afectan a la educación e incluso a la defensa.
Los
comunistas lo consideran "antisocial" y la patronal cree que son un
lastre para la recuperación económica, prevista para el año que viene.
El
presupuesto se basa en una estimación de 40 dólares el barril y cada
dólar suplementario representa 130.000 millones de rublos de ingresos
presupuestarios (unos 2.000 millones de euros al cambio actual), calcula
Natalia Orlova, una economista del banco ruso Alfa.
En los últimos días, el barril se está negociando en unos 50 dólares en Londres.
"Podemos pensar que [un aumento del precio del barril] llevaría al gobierno a gastar más durante el año electoral", asegura.
El
mandato de Vladimir Putin terminará en 2018 y hay presiones para que
evite recortar las pensiones y los sueldos de los funcionarios, dos de
las categorías más afectadas por la crisis y con las que el presidente
había prometido tener especial atención cuando llegó al poder en 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario