SHANGHÁI.- El 'recalentamiento' del
sector inmobiliario chino prosiguió en octubre pero el aumento de las
ventas al por menor -¿otro motor de crecimiento del gigante asiático?- se
frenó, revelando los desequilibrios y la precaria coyuntura de la
segunda economía mundial.
Las ventas al por menor,
barómetro del consumo de las familias, crecieron el mes pasado un 10%
anual, contra un alza de 10,7% en septiembre, indicó el lunes la Oficina
nacional de Estadísticas (BNS).
Esta ralentización es
alarmante en momentos en que el país intenta un delicado reajuste en
favor del consumo interno. Los servicios constituyen ahora más de la
mitad del PIB chino, en detrimento de los pilares tradicionales de la
actividad (industria, comercio exterior).
La
producción industrial creció en octubre un 6,1% anual, igual que el mes
anterior pero menos de lo esperado por los expertos. El sector está
lastrado por una tibia demanda y por colosales excesos de capacidad
productiva.
"Habrá que esperar a las estadísticas (de las
ventas al por menor) de los próximos meses, pero ello podría implicar
que disminuye la parte del consumo interno en el crecimiento", observa
Andrew Collier, analista independiente basado en Hong Kong.
"Es
más complicado para el gobierno controlar las ventas al por menor que
las inversiones en capital fijo o la producción industrial, que dependen
ampliamente del Estado" insiste, citado por Bloomberg.
Yang Zhao, analista de Nomura, opina que el crecimiento chino estará
sostenido por la fortaleza del mercado inmobiliario y del sector de la
construcción, donde la fiebre no baja.
Las inversiones en
el sector inmobiliario crecieron 6,6% en los diez primeros meses del
año, contra 5,8% en el período enero-septiembre, lo que sugiere un
fuerte aumento solamente para el mes de octubre.
Las
ventas de viviendas crecieron más de 40% en los diez primeros meses de
2016. En octubre, la superficie total vendida aumentó un 27% anual,
alimentando el alza de los precios.
Este 'boom', principalmente financiado mediante endeudamiento gracias a créditos baratos, preocupa a las autoridades.
Las
principales ciudades han endurecido así las medidas que rigen los
créditos inmobiliarios y las compras de apartamentos. "Pero hará falta
tiempo para que ello surta efecto en las inversiones en la 'piedra'"
subraya Zhao.
Las inversiones inmobiliarias deberían
empezar a frenarse a principios de 2017, pero "el crecimiento de las
inversiones (públicas) en las infraestructuras tomarán el relevo, ya que
el gobierno tiene un margen de maniobra en su política de reactivación
presupuestaria" añade.
El
régimen comunista afirma buscar un modelo de crecimiento más duradero,
pero la transición es dolorosa: tras caer a su menor nivel en un cuarto
de siglo en 2015 (+6,9%), el crecimiento chino ha resistido este año
solamente gracias al crédito y a una inquietante burbuja inmobiliaria.
Es decir, las viejas recetas de siempre.
Esta
reactivación alimentada por el endeudamiento podría traer problemas: la
deuda pública y privada china se acerca ahora al 250% del PIB y alimenta
el espectro de una crisis financiera.
"El crecimiento
debe aún resistir un trimestre o dos. Pero como la inflación del
crédito se modera y el mercado inmobiliario va a enfriarse, los motores
de esta reactivación van a ralentizarse a principios del año próximo"
advierte Julian Evans-Pritchard, de Capital Economics.
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