LIMA.- El
empoderamiento económico de la mujer es un imperativo moral y no debe
ser reducido a "una política auxiliar" porque supone un "cambio radical"
en la economía de los países, afirmó hoy en Lima la directora gerente
del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
"El empoderamiento económico de la mujer, además de ser un
imperativo moral, es también un cambio radical", dijo Lagarde, durante
una conferencia magistral en el marco de la Semana de Líderes del Foro
de Cooperación Asia Pacífico (APEC).
Lagarde agregó que, ahora que los países luchan por un
crecimiento económico más rápido y reducir la desigualdad, "aprovechar
el enorme potencial de las mujeres puede suponer un punto de inflexión" y
eso es algo que "no hay que pensárselo dos veces".
Ante los más de 1.200 empresarios y líderes de las finanzas
que participan en el foro, Lagarde subrayó que la igualdad de las
mujeres en una "causa moral" que implica un cambio en todos los niveles y
que conlleva transformaciones a nivel de gobiernos y el sector privado.
Una primer razón para empoderar económicamente a las mujeres
es que, según los estudios del FMI, esa política tiene un sentido
económico "irrefutable" que puede derivar en beneficios macroeconómicos
significativos para las naciones que buscan crecer.
"Por ejemplo, si los países de América Latina aumentasen la
participación laboral femenina hasta el nivel medio de los países
nórdicos (que ronda el 60 %), el PIB per cápita podría ser hasta un 10 %
más alto", sostuvo la directora del organismo financiero.
La inclusión de género no solo respalda el crecimiento, sino que también es capaz de reducir la desigualdad del ingreso, agregó.
Pasar de un contexto de desigualdad de género absoluta a uno
de igualdad perfecta "equivale a reducir la desigualdad del ingreso de
los niveles de Venezuela a los de Suecia", resaltó.
Otra razón, agregó, es que el empoderamiento de las mujeres
"puede contribuir a mitigar los efectos demográficos" y darles un mayor
acceso a la fuerza de trabajo "ampliaría la reserva de talento del
mercado laboral, impulsando la productividad y el crecimiento".
La mayor participación económica de la mujer también tendrá
como una consecuencia la diversificación de la economía y de las
exportaciones en naciones donde, por ejemplo, ahora se afrontan
problemas por la caída de precios de las materias primas.
Lagarde abogó por un compromiso de los gobiernos, el sector
privado y las instituciones internacionales con la equidad de género.
En ese sentido, planteó políticas fiscales que favorezcan
los ingresos de las mujeres en la familia, que los Estados garanticen
que las mujeres no dejen su vida laboral cuando tienen hijos, alentar su
promoción en las empresas y garantizar su participación para proponer
soluciones a los problemas en las compañías.
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