LONDRES.- Los mercados financieros
están teniendo un momento retro. Las perspectivas de grandes recortes de
impuestos y alzas de tipos de interés en Estados Unidos han provocado
un alza en las rentabilidades de los bonos y el dólar. Los inversores
están haciendo comparaciones con los años 80, en los que se llevaron a
cabo políticas similares.
Hay buenas razones, sin embargo, para dudar
que los precios reproduzcan el pasado.
El catalizador de este "revival" de los 80 es
la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. Los inversores apuestan a
que sus planes de mayor gasto y menores impuestos ayuden al
crecimiento, aunque aumente el déficit presupuestario. Se espera que el
repunte de la economía anime la inflación y lleve a la Reserva Federal
de EEUU a subir más y más rápido de lo esperado los tipos de interés.
Ese escenario guarda más de una similitud con
lo que pasó hace tres décadas. Entonces, el nuevo presidente de EEUU
Ronald Reagan se embarcó en un estímulo a gran escala mientras el
presidente de la FED en esa época, Paul Volcker, aumentaba tipos para
intentar controlar la inflación. Los precios de los activos están
respondiendo como lo hicieron en aquella época. La rentabilidad del bono
a 10 años de EEUU ha subido más de un 25 por ciento desde las
elecciones del 8 de noviembre, superando el 2,40 por ciento por primera
vez desde julio de 2015. En tanto, el dólar ha subido a su mayor nivel
desde marzo de 2003 frente a un cesta de monedas.
Pero el manual de los 80 es de uso limitado.
Por un lado, ignora la amenaza de medidas proteccionistas de Trump.
Establecer aranceles a las importaciones dañará la economía
estadounidense y rápidamente anulará las expectativas de unos tipos más
altos. Eso a su vez obligaría a repensar las alzas en las rentabilidades
de los bonos de EEUU. Y mientras que el daño que esas barreras
infringiría en otras monedas podría todavía dar una ventaja al dólar,
los inversores podrían ajustar rápidamente sus asunciones de hasta
cuando podría subir la divisa.
Hay otras diferencias importantes. Incluso si
la inflación repunta, es improbable que la presidenta de la Fed Janet
Yellen tenga que enfrentar las tasas de doble dígito que Volcker intentó
frenar. De hecho, Yellen apuntó en octubre que podría tolerar un
periodo de inflación por encima del objetivo cuando se refirió al caso
de una "economía de alta presión". Como las quitas de los 80, que el
mercado mire atrás parece anticuado.
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