LONDRES.- El cambio
de estrategia de la OPEP, que ha accedido a rebajar su producción tras
resistirse durante dos años, se ha interpretado en los mercados como el
inicio de un nuevo ciclo que ayudará a apuntalar los precios del
petróleo, aunque persisten las dudas sobre su efectividad a medio plazo.
Los analistas creen que el recorte de 1,8 millones de
barriles diarios pactado esta semana por la Organización de Países
Exportadores de Petróleo, Rusia y otros productores acelerará la
recuperación del precio, que se ha desplomado más de un 50 % desde 2014,
pero no pondrá fin por sí solo al exceso de oferta que ha motivado esa
caída.
El alcance limitado de las medidas, que mantienen el bombeo
de la OPEP cerca de sus niveles máximos de la última década, la
posibilidad de que algunos países incumplan el pacto y la reactivación
de la industria del esquisto en Estados Unidos con la subida del precio
son los principales obstáculos para una recuperación más sólida.
"Este acuerdo supone un cambio en la táctica de la OPEP, que
hasta ahora había dejado que la producción se disparara sin control.
Creo que señala el tipo de medidas que veremos a partir de ahora",
afirmó Jasper Lawler, analista de CMC Markets.
"Tiene un efecto psicológico, más que un impacto material
sobre la oferta", dijo Lawler, para quien el barril no va a volver a
acercarse a los 100 dólares en mucho tiempo pero parece tener el camino
despejado hacia el nivel de los 60 dólares.
El acuerdo en la OPEP, que la mayoría de analistas veía poco
probable en los días previos a la reunión del grupo en Viena, tuvo un
efecto inmediato en el crudo cuando fue anunciado el miércoles.
El barril de Brent, de referencia en Europa, se disparó un
16,30 % en dos días (pasó de 46,38 dólares por barril el martes a 53,94
dólares el jueves), mientras que el estadounidense Texas (WTI) se
revalorizó en ese mismo periodo un 12,88 % (de 45,23 dólares a 51,06).
Según las perspectivas publicadas por la firma RBC Capital
Markets tras conocer las medidas de la OPEP, el barril de Brent podría
mantenerse en torno a los 55 dólares durante los primeros meses de 2017,
para superar la barrera de los 60 dólares en el segundo semestre del
año.
Tras el recorte, el cártel bombeará 32,5 millones de
barriles diarios, un nivel alto respecto a la media de la última década,
mientras que Rusia, que se ha comprometido a retirar 300.000 barriles
diarios de la circulación, todavía está bombeando un récord de 11
millones de barriles al día.
Las dudas sobre la capacidad del recorte para mitigar el
exceso de oferta se suman al temor a que algunos países maquillen los
datos de sus extracciones e incumplan sus compromisos.
En particular, han generado dudas las cifras oficiales de
Irak, por lo que la OPEP ha puesto en marcha mecanismos para
complementar los datos de producción gubernamentales con otras fuentes
secundarias.
"Junto con el acuerdo, (la OPEP) ha establecido algunas
medidas para medir de forma independiente los niveles de extracción de
los diferentes países", indicó Lawler, que se mostró pese a todo
"bastante escéptico" con el cumplimiento riguroso del bombeo acordado.
"Va a ser muy difícil decir con seguridad si lo están
cumpliendo o no. De todas formas, el mercado solo puede trabajar con las
cifras que tiene, y esos datos van a apuntar efectivamente hacia una
reducción", argumentó el analista.
Helima Croft, de RBC Capital Markets, mostró en cambio más confianza en que los datos serán fiables.
"Mientras Arabia Saudí se ciña a lo acordado, creemos que el
cumplimiento del pacto no va a ser ni mucho menos el reto que algunos
anticipan", señaló Croft.
Preocupa, además, la capacidad para aumentar su producción
de Libia y Nigeria, los dos socios de la OPEP que han quedado excluidos
de las limitaciones.
El último reto para la recuperación cobrará relevancia
cuando el precio alcance una frontera difusa entre los 55 y los 60
dólares por barril, un nivel en el que los yacimientos de esquisto
estadounidenses que llevan meses parados por falta de rentabilidad
volverán a ponerse en marcha.
Su regreso a la actividad podría llenar el hueco en la
oferta que deja el recorte de la OPEP, lo que renovaría la presión sobre
el precio.
Arabia Saudí había rechazado hasta ahora intervenir en el
mercado, en parte para forzar la bancarrota en esas compañías
estadounidenses, que amenazan con arrebatarle parte de la cuota de
mercado.
Los analistas alertan, sin embargo, de que la mayoría de
firmas han obtenido líneas de crédito bancarias que les permiten
resistir a un largo periodo de bajos precios, dado que anticipaban que
en algún momento las economías de los países petroleros de Oriente Medio
comenzarían a sufrir y acabarían dando su brazo a torcer.
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