BRASILIA.-El presidente brasileño,
Michel Temer, anunció este jueves nuevas medidas para frenar el
deterioro de las perspectivas de crecimiento y descartó renunciar, pese a
su impopularidad y a los escándalos que cercan a su gobierno.
"¿Si
voy a renunciar? Confieso que no he pensado en eso", dijo entre risas
el mandatario durante un desayuno de fin de año con periodistas en el
Palacio de Alvorada, residencia oficial de la Presidencia en Brasilia.
En
profunda recesión y con una perspectiva de recuperación más lenta de lo
esperado, el gobierno agregó este jueves a su rosario de reformas
nuevas medidas microeconómicas para reducir el endeudamiento de las
familias, así como una reforma de las leyes laborales que fue presentada
junto a empresarios y sindicalistas.
"Son
medidas que de hecho permiten a las personas trabajar más
productivamente y a las empresas también producir con mayor eficacia",
dijo el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, artífice del gran
ajuste fiscal que el gobierno Temer lleva adelante.
"Ya estamos dentro de una ruta firme de recuperación", añadió.
Sin embargo, los datos siguen siendo decepcionantes.
El Banco Central de Brasil (BCB) redujo el jueves sus proyecciones de crecimiento y pronosticó que el
PIB brasileño, que en 2015 se contrajo un 3,8%, caerá este año un 3,4%,
una décima menos que en sus previsiones de septiembre.
En
2017, la mayor economía latinoamericana volverá a crecer, pero el
avance será de un exiguo 0,8%, cinco décimas menos que en las
previsiones del informe anterior (+1,3%).
Los datos del
BCB no sorprendieron "ni un poco" al mercado, que tiene proyecciones
incluso más pesimistas, dijo Silvio Campos, analista de la
consultora Tendencias.
"Existe un sentimiento generalizado de que el año que viene será difícil desde el punto de vista económico", añadió.
Temer asumió el cargo este año tras el impeachment de la izquierdista Dilma Rousseff, de quien era vicepresidente.
En
los siete meses que lleva en el poder, perdió a varios de sus ministros
sospechosos de corrupción, y él mismo aparece salpicado por el
escándalo de desvíos en Petrobras.
Un exejecutivo de la
constructora Odebrecht declaró recientemente a la fiscalía que
legisladores del partido de centroderecha PMDB, al que pertenece Temer,
recibían sumas astronómicas para ganar licitaciones en Petrobras y para
obtener la aprobación de leyes y decretos favorables para la empresa, de
acuerdo con el testimonio publicado por medios locales.
Temer
fue acusado de pedir en 2014 diez millones de reales (4,2 millones de
dólares al cambio medio de ese año) para financiar campañas electorales,
algo que el mandatario niega tajantemente.
En Brasil,
"si un delator menciona el nombre de alguien, éste pasa a ser
definitivamente condenado", cuando en realidad es preciso un largo
proceso para investigar los hechos denunciados, se defendió Temer ante
decenas de periodistas.
No tengo nada contra la
(operación) 'Lava Jato' -la investigación sobre el caso Petrobras-, pero
la filtración constante de delaciones "crea un clima de inestabilidad",
admitió Temer, que pidió recientemente al fiscal de la nación acelerar
las investigaciones para que todo salga a la luz de una vez.
Con
la economía por el suelo y los escándalos de corrupción a las puertas
del palacio presidencial, Temer cosecha apenas 10% de apoyo entre los
brasileños, según reveló una encuesta reciente del instituto Datafolha.
Un 63% desea que renuncie antes de fin de año para que haya una elección presidencial directa.
"La
popularidad es una jaula", adujo el mandatario. "La baja popularidad
del gobierno es lo que ha permitido tomar medidas que alguien con
popularidad extraordinaria, con propósitos electorales, no podría
tomar", añadió al ser consultado sobre cómo lidia con el rechazo de los
brasileños.
"Me desagrada pero no me incomoda para gobernar", resumió.
Nuevas denuncias pueden surgir de la delación de 77 exejecutivos de Odebrecht que acordaron colaborar con la justicia.
Esa
tormenta en el horizonte "dificulta el trabajo del gobierno,
especialmente en un momento en el que todavía tiene una cierta
fragilidad en virtud de los malos números económicos y porque también
precisará de apoyo político en el primer semestre para aprobar la
reforma del sistema de pensiones", apuntó Campos.
Esta
reforma, que busca endurecer las condiciones del sistema jubilatorio y
otros beneficios, es la próxima prioridad del gobierno, que ya consiguió
aprobar la congelación del gasto público por 20 años y flexibilizó las
reglas para que empresas privadas puedan participar de la explotación de
los campos petrolíferos en aguas profundas (presal).
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