WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, anunció hoy la prohibición de las prospecciones en aguas
del Ártico y el Atlántico bajo jurisdicción de su país, pese a que su
sucesor, el republicano Donald Trump, ha prometido producir más energía.
Según informó la Casa Blanca, el mandatario demócrata ha recurrido a
una ley de 1953 que otorga autoridad al presidente para bloquear de
forma indefinida perforaciones petroleras y gasísticas en algunas aguas
controladas por el Gobierno federal estadounidense.
Así, Obama declaró todo el territorio estadounidense del
mar de Chukchi y la mayor parte del mar de Beaufort, en el océano
Ártico, como "zona vedada indefinidamente para futuros arrendamientos de
petróleo y gas", a fin de proteger los mamíferos marinos, los recursos
ecológicos y las poblaciones nativas de esas áreas.
El presidente norteamericano aplicó la misma medida a 21 cañones
submarinos del océano Atlántico, debido a su "valor ecológico crítico e
insustituible", precisó la Casa Blanca en un comunicado.
Canadá también anunció hoy que prohíbe la explotación petrolera y gasísticas en sus aguas del Ártico.
"Estas acciones, y las acciones paralelas de Canadá, protegen un
ecosistema sensible y único que es diferente a cualquier otra región de
la Tierra", afirmó Obama.
Las medidas -subrayó-
"reflejan la evaluación científica de que, incluso con los altos
estándares de seguridad que tienen ambos países, los riegos de un
vertido petrolero en esta región son importantes y nuestra capacidad
para limpiar un vertido en las duras condiciones de la región es
limitada".
La prohibición permanente se anunció
después de que el Gobierno de Obama prohibiera durante cinco años, a
partir de 2017, las perforaciones en el Ártico y el Atlántico, una orden
que ahora tendrá carácter indefinido.
El anuncio
pretende también apuntalar el legado del líder demócrata como un
presidente que ha adoptado medidas unilaterales contra el cambio
climático y ha protegido más zonas terrestres y acuáticas que cualquier
otro antecesor en la Casa Blanca.
La ley usada por
Obama no incluye ninguna provisión para que un futuro presidente anule
esa decisión, si bien las empresas energéticas podrían llevar el caso a
los tribunales y el Congreso, dominado por los republicanos, podría
revisar esa normativa de 1953.
Trump ya ha dejado
claro que el Gobierno que encabezará a partir del 20 de enero
garantizará que el país utiliza los "enormes recursos naturales" que
tiene para impulsar su independencia energética.
Poco
amigo de políticas para la protección del medioambiente, el magnate
neoyorquino se ha fijado como una de sus metas convertir a Estados
Unidos en una nación independiente en materia energética para que no
dependa de las compras de petróleo externas.
De
acuerdo con los últimos datos del Departamento de Energía, Estados
Unidos tiene una producción de 8,70 millones de barriles diarios de
petróleo y unas importaciones netas de crudo de 7,48 millones de
barriles.
Cerca del 48 por ciento de esas
importaciones proceden de Canadá, y el resto de distintos países,
encabezados, en orden de importancia, por Arabia Saudí, Venezuela y
México.
Los montos de crudo que se importan ahora se
han venido reduciendo en los últimos años según ha ido explotando
Estados Unidos yacimientos no tradicionales por extracción hidráulica o
"fracking", muy criticada por grupos medioambientales.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) celebró hoy la "valiente
decisión" de Obama, que subraya la "inevitable transición" de EEUU hacia
una "energía más limpia" y es una señal de que "algunos lugares son
demasiado importantes para no ser protegidos".
Por contra, el Instituto de Americano de Petróleo (API) condenó el paso dado por el presidente.
"Esta propuesta nos lleva a la dirección equivocada justo cuando nos
hemos convertido en líder mundial en la producción y refinado de
petróleo y gas natural y en la reducción de emisiones de carbono",
afirmó Erik Milito, directivo del API.
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