viernes, 16 de diciembre de 2016

El impacto de la subida de la Fed / Primo González *

La subida de tipos por parte de la Reserva Federal estadounidense puede considerarse comoel primer paso, con un año de retraso sobre el calendario esperado, de una nueva etapa en la actuación de los bancos centrales. De momento, Estados Unidos y Europa siguen caminos divergentes en cuestiones monetarias y la subida de tipos de la Fed acentúa esta diferencia, ya que mientras al otro lado del Atlántico se carga la mano sobre una estrategia monetaria restrictiva, ya iniciada con la finalización de las compras masivas de títulos en el mercado, en la Eurozona el Banco Central Europeo (BCE) acaba de alargar esta estrategia hasta finales del año 2017.

Hay, por lo tanto, una divergencia en las estrategias monetarias y un lapso de un año (incluso dos, si el punto de partida del cambio de ciclo en Estados Unidos se sitúa cuanto la Fed cortó sus intervenciones en el mercado) entre el inicio de la normalización de uno y otro banco central. La pervivencia de estos dos estilos tan diferenciados de manejar la política monetaria se está viendo en la progresiva caída del valor del euro. En el año que queda por delante, esta caída y, por lo tanto, el acercamiento de los valores nominales de ambas divisas, podría acentuarse.

Entre las conclusiones que se pueden extraer de esta divergencia entre las políticas monetarias de ambas zonas hay que valorar la propia caducidad de este estado de cosas. No es lógico que estas divergencias se mantengan en una economía global como la que cada vez se está consolidando en el mundo. La existencia de dos planteamientos monetarios tan dispares puede tener impactos nocivos en las corrientes comerciales y en los mecanismos de financiación. Las exportaciones europeas van a verse favorecidas por la baja valoración del euro frente al dólar, pero al mismo tiempo se puede producir un encarecimiento de la financiación para los países del euro, lo que afectará de forma bastante directa e inmediata a los países y empresas con mayores niveles de deuda y endeudamiento.

La Eurozona tendría que aprovechar este año de diferencia para recuperar terreno en el ritmo de crecimiento económico, ya que los efectos que los bajos tipos de interés han sido bastante positivos en Estados Unidos y mucho menos palpables en Europa, en donde apenas un reducido grupo de países ha logrado acelerar su ritmo de actividad económica. Por fortuna, España forma parte de este grupo, aunque haya sido a costa de aumentar de forma excesiva el endeudamiento público.

La cuenta atrás, por lo tanto, parece haber comenzado. Y las tareas tendrían que convertirse en prioridad para los responsables de la economía española: frenar el crecimiento de la deuda, buscar como objetivo prioritario el equilibrio en las cuentas públicas y favorecer la mejora de la productividad para que la capacidad exportadora no depende exclusivamente de la debilidad de la divisa, como en buena parte está sucediendo en la actualidad.

El riesgo de desplazamiento de capitales desde la zona euro hacia Estados Unidos en base a la mayor rentabilidad del dólar, con unos tipos de interés más elevados, puede ser otro de los asuntos que impacten de forma negativa a las economías europeas y en particular a la española, tan dependiente de los flujos externos de ahorro para facilitar el crecimiento de la inversión. En ese sentido, la duración excesiva de estas diferencias de tipos de interés entre ambos lados del Atlántico sería muy perjudicial, razón por la que cabe esperar que el BCE estudie el posible adelantamiento de la normalización monetaria.


(*) Periodista y economista


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