DALLAS.- La industria del petróleo y el gas natural pide al
presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que revoque la
prohibición de prospecciones en zonas del Ártico y Atlántico anunciada
ayer por su predecesor, Barack Obama, con el aplauso de los grupos
medioambientalistas.
El portavoz del equipo de
transición de Trump, Jason Miller, evitó hoy reaccionar a la medida y el
magnate no ha dicho aún una palabra sobre el tema, ni en comunicado ni
en Twitter, donde suele pronunciarse con rapidez sobre los temas del
momento.
La Casa Blanca presentó ayer la iniciativa como
"indefinida" porque no se trata de una orden ejecutiva -revocable por un
nuevo presidente- sino de una ley de 1953 que autoriza al presidente a
bloquear de forma indefinida perforaciones petroleras y gasísticas en
algunas aguas controladas por el Gobierno federal.
La
ley no incluye un mecanismo para que otro presidente pueda revertir la
medida, por lo que los expertos no han llegado a una conclusión clara
sobre si Trump podría o no deshacer este paso de Obama.
Sí hay consenso sobre que el Congreso, de mayoría republicana, podría
tratar de enmendar la ley para que las prohibiciones fueran revocables
por otros presidentes, pero para ello sería necesaria una mayoría de 60
votos y solo hay 52 senadores republicanos.
En todo
caso, los analistas apuntan a que cualquier intento de Trump o del
Congreso por dar marcha atrás a la medida de Obama conllevaría una larga
batalla judicial.
Sin embargo, la poderosa industria
del petróleo y el gas natural no ha tardado en criticar la prohibición y
pedir al futuro presidente que revoque la iniciativa en cuanto llegue a
la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
El Instituto
Americano del Petróleo (API) argumenta, contrario a la tesis del
Gobierno de Obama, que Trump podría revocar la medida del mismo modo que
el presidente George W. Bush (2001-2009) permitió, mediante un
memorando, perforaciones en algunas áreas prohibidas por su antecesor
Bill Clinton (1993-2001) bajo la misma ley.
"Del
mismo modo que el presidente Bush emitió un memorando en 2008 para que
varias áreas volvieran a estar disponibles, esperamos que el Gobierno de
Trump se fije en eso para revertir la decisión (de Obama) y esperamos
trabajar con ellos para que eso sea posible", indicó Andrew Radford,
asesor en el API.
La entidad, la mayor organización
comercial de la industria del petróleo y el gas natural en el país,
espera así que el nuevo Gobierno "revierta esta decisión porque la
nación continúa necesitando una estrategia fuerte para desarrollar
energía en mar abierto y en la costa".
"La decisión
del Gobierno Obama ignora la voluntad del Congreso, la seguridad
nacional, las vitales oportunidades de trabajo bien remunerado para
nuestros astilleros, sindicatos y empresas de todo tipo en todo el
país", apuntó uno de los directivos del API, Erik Milito.
"Nuestra seguridad nacional depende de nuestra capacidad de producir
petróleo y gas natural aquí en Estados Unidos. Esta propuesta nos
llevará en la dirección equivocada ahora que nos hemos convertido en
líderes en la producción y refinado de petróleo y gas natural y en la
reducción de las emisiones de carbono", agregó.
La
medida anunciada por Obama prohíbe las prospecciones en alrededor del 98
por ciento de las aguas federales en el Ártico, una región que alberga
especies en peligro de extinción como el oso polar y la ballena boreal.
También prohíbe las perforaciones en un área de la costa Atlántica que
se extiende entre Norfolk (Virginia) y la frontera con Canadá, alrededor
de unos cañones de coral que albergan corales de agua profunda únicos y
especies de peces muy escasas.
Según el diario "The
Wall Street Journal", se trata de un anuncio "de importancia simbólica
pero con poco impacto inmediato, ya que actualmente no se están haciendo
prospecciones comerciales en las aguas federales de Estados Unidos ni
en el Atlántico en la costa este ni en el Ártico al norte de Alaska".
Los grupos medioambientalistas, por su parte, han celebrado la medida
como una "victoria histórica" en la lucha por salvar las aguas del
Ártico y el Atlántico, su vida marina y las comunidades costeras, en
palabras de Rhea Suh, presidenta del Natural Resources Defense Council.
Carter Roberts, jefe ejecutivo del World Wildlife Fund, aplaudió la
medida por ser una "decisión audaz" que "señala algunos lugares que son
demasiado importantes como para no protegerlos".
Michael Brune, director ejecutivo de la organización Sierra Club,
enmarcó la iniciativa en un contexto en el que "es difícil predecir los
precios del petróleo y es aún más difícil predecir cómo será la política
energética del Gobierno Trump", un presidente electo que ha nombrado a
negacionistas del cambio climático para su gabinete.
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